Ramito de flores

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Esa noche me llevó a uno de los bares del centro del pueblo, abarrotado de gente.
nos sentamos en una mesa y mientras los minutos iban pasando, también lo hacían los vasos de cerveza.

él iba por el tercer o cuarto vaso mientras yo aún tenía la mitad del mío; estaba incómodo, no teniamos nada de que hablar, el silencio era tan profundo como los nervios que sentía.
estaba acostumbrado a un Enzo sucio y transpirado, en cambio el que tenía a mi lado estaba impecable, con un perfume tan masculino como atractivo, y me refiero a literalmente atractivo, no había una sola chica que no volteara a mirarlo e intentar levantarselo.

No estoy seguro de si él les seguía el juego, pero yo me sentía mal, sentia que se aburría conmigo, que se había arrepentido de invitarme a salir.

Cuándo una rubia muy llamativa empezó a sonreírle, lo miré.
él tenía sus ojos puestos en ella, aunque a decir verdad parecía bastante desinteresado, era como si la mirara solo porque ella lo hacía.

-está bien si vas-le dije

mi voz lo sobresalto y me miró.
pasó su brazo por encima de mis hombros y se acercó

-¿como, pibe?

-está bien si vas con ella, puedo irme a casa solo

me miró confundido y luego la miró a ella para volver a mí.

-¿te gusta? le puedo ir a hablar

-claramente te quiere a vos

él sonrió, terminó su vaso y me tomó de la mano

-vamos-dijo poniéndose de pie

-¿a dónde?

-a bailar

-obvio que no

-¿me vas a decir que no?

-ya lo hice...

-vamos, Matias, divertite un poco

Era la primera vez que escuchaba mi nombre en su forma unica de hablar.
era la primera vez que mi nombre sonaba de forma especial.

Me puse de pie y lo segui, había mucha gente.
caminamos hasta la rubia, él le dijo algo al oído y ella se rió.
yo estaba atrás, no estaba seguro de lo que pasaba, pero en minutos estábamos los tres en medio de la pista.

él no hacía absolutamente nada, se movía al ritmo de la música y fumaba.
ella, en cambio, no sabía que mas hacer para que él le prestara atención, de alguna manera la había obligado a conquistarlo sin hacer él el menor esfuerzo.
yo estaba alli, con el vaso de cerveza aún por la mitad, mirandolo.
el sudor empezó a recorrerle su cuello y le mojó la camisa.

en algún momento la tomó de la cintura y la acercó hasta él.
Intenté irme, realmente era ridícula mi presencia, pero él me detuvo, la soltó inmediatamente y en su lugar tomó mi propia cintura.

Tenía incluso más fuerza de la que parecía, me atrajo hasta él y acercó su boca a mi oído

-baila conmigo, no te vayas-susurró

yo miré a la chica que seguía bailando cerca suyo

-no me tenes que cuidar, Enzi

-¿Enzi?

-bueno,Enzo...

-me gusta, decime así

-bueno...no me tenés que cuidar, estás con ella

-¿ella te molesta?

-no...

volvió a tomar mi mano y nos alejamos, dejando a la chica totalmente confundida.

Me llevó hasta una zona más oscura y apoyó una mano en mi cadera

-no sé bailar-dije mientras él me sacaba el vaso y se tomaba el contenido de un trago

-¿te parece que yo si? solo...movete

me "movi" intentando seguirlo a él y esperando que se ría, pero no lo hizo, bailo conmigo como la cosa más natural del mundo.

●●●

se había hecho un poco tarde, asi que nos fuimos.
esa noche descubrí lo mucho que Enzo amaba el contacto físico, estaba siempre abrazandome, apoyando su brazo en mis hombros como si fuéramos amigos de toda la vida.

Cuándo íbamos cruzando una de las avenidas vimos a un chico, muy borracho, que no podía cruzar, los autos le pasaban a su alrededor y lo insultaban.

Él,sin dudarlo, corrió hasta él y lo sacó de la calle.
el tipo estaba tan dado vuelta que apenas podía hablar.

-no podemos dejarlo asi-dijo él intentando sostenerlo

-no lo conocemos

-¿y? se va a lastimar, hay que ayudarlo

Como si Enzo de pronto fuese el líder de la noche, eso hicimos.
anduvimos por el centro con el tipo semi inconsciente cargando nuestros hombros y lo llevamos hasta el puerto, sobre el mar, recostandolo en una de las escalinatas de la cabina de guardacostas.

Nosotros nos sentamos sobre la arena, totalmente iluminada por la luna, y él empezó a arrancar florcitas que crecían a los costados de la madera.

armó un pequeño ramito que luego colocó detrás de la oreja del tipo dormido, antes de acomodarle el pelo.

Parecía que cada vez descubría algo nuevo en él, la simpleza y dedicación que le puso a eso me hizo sentir raro, era como estar con un nene muy sensible.

tomó otro ramito y mientras jugaba con él entre sus dedos, recosto su cabeza en mis piernas.

Nos quedamos asi, escuchando el mar,un buen rato.

-perdón si cague la noche...

-pibe, creeme, vos no arruinas nada, dejate en paz-dijo poniendo el ramito en mi mano

acaricie el tallo delicado y sacando una valentía desconocida, sin saber bien lo que quería decir, abrí la boca

-yo no miraba a la chica-murmure

él hizo un silencio largo. luego tomó mi mano y la llevó hasta su oreja

-ya lo sé-dijo

Sin responder nada, le acomode las flores entre su pelo y su oreja, y eso fue todo, no necesitamos nada más.

Verano: 𝐞𝐧𝐳𝐨 𝐱 𝐦𝐚𝐭𝐢𝐚𝐬Where stories live. Discover now