El último día de verano llegó hasta nosotros con una fuerte tormenta.
había encontrado la manera de meterlo en mi cuarto; habíamos hecho el amor, y nos quedamos toda aquella tarde escuchando vinilos sentados en la alfombra sin nada más que nosotros mismos, la música, y el agua golpeando la ventana.
Ninguno decía nada, no había mucho más que decir, habíamos vivido ocho semanas juntos de una forma u otra, pero había llegado a su fin y no quedaba resto, el calor se iba junto a nosotros.
-ojalá hubiesemos tenido más tiempo-le dije apoyando mi cabeza en su hombro
Me lamentaba profundamente haber desperdiciado tanto tiempo en miedo o en vergüenza, hubiese sido lindo que todo haya empezado mucho antes.
-yo lo intenté desde el primer día
-¡que chamuyero!
-¡es cierto! cuándo te reiste de mi...
-no me había reído de vos...
-y fuimos a la cocina...era mi forma de acercarme
-¿amenazandome?-le pregunté mirandolo
-yo hago las cosas así
le di un empujón y volví a mi posición. afuera la tormenta no calmaba pero él debía irse en breve, tenía que tomar el buque que ya había pagado y salía en pocas horas.
-te voy a extrañar mucho-dijo tomando mi mano-hiciste que este trabajo sea más facil, en realidad odio las granjas
-pero mi papá dijo que eras un experto, que creciste en una
-le mentí
sonreí. no porque le haya mentido a mi viejo, si no porque asi era él, dispuesto a lo que sea para conseguir lo que quería, y un genio a la hora de ser un experto.
Hubiese detenido con todas mis fuerzas las agujas del reloj que no dejaban de girar; quería retroceder el tiempo, volver a cuándo nos conocimos y decirle que me encantaba, que estaba fascinado por él, que nunca había sentido algo asi de intenso.
pero no pude, no pude detener el reloj, no pude retroceder el tiempo y no pude evitar que él se fuera.
Mi papá iba a llevarlo a la terminal y yo no podía hacerlo, iba a romperme el corazón en miles de pedazos verlo irse, asi que nuestra despedida fue en mi cuarto, con un disco que aún giraba.
-bueno, intelectual-dijo apoyando sus manos en mis hombros. ya estábamos de pie y yo sentía como el corazón quería romperme el pecho-gracias por todo esto, te voy a extrañar mucho, voy a pensarte todos los días
En algún rincón de mi mente sentía que eso era mentira.
era muy fácil que se olvidara de mí, era simple que en breve conociera a alguien que lo deslumbre y me deje a mi como un corto amor de verano.
sin embargo me esforce por creerle.
-yo también te voy a extrañar. y cuándo suene aquélla banda nueva de los suburbios de Liverpool...
-¡no seas malo!
sonreí pese a querer llorar y lo abracé.
lo abracé con una intensidad que desconocía, ni siquiera todas las veces en que lo besé lo hice con esa intensidad, era como si deseara irme con él en ese abrazo.
-no te olvides de mi, porque yo no me voy a olvidar nunca-le dije ocultando mi rostro en su cuello
tomó mi cabeza entre sus manos y me hizo mirarlo.
me dio un largo y profundo beso en los labios justo antes de besar mi frente
-te voy a pensar todos los dias, pibito, nos vamos a escribir-dijo
le dije que si y volví a besarlo, no quería dejar de hacerlo, dejar de hacerlo me daba miedo.
Nos despedimos y él caminó hasta la puerta, pero antes de abrirla recordó algo que quería decirme
-no voy a volver a escuchar mi playlist, vamos a escucharla juntos cuando nos volvamos a ver-dijo-lo prometo
-hasta que nos volvamos a ver
sonrió, abrió la puerta y asi que como había entrado a mi vida, se fue.
Me quedé mucho tiempo sentado en mi cama aquella noche.
sabía que tenia una emoción que no podía liberar pero necesitaba hacerlo, me estaba ahogando.
Cuándo finalmente salió no pude dejar de llorar, en dos dias iba a la Universidad y el verano oficialmente habría terminado.
oficialmente volvía a mi vida sin él.
