Capítulo 3 - Violeta

12 1 0
                                    

Los años habían pasado y el armario cada vez tenía más frascos. En todo ese tiempo, nos dimos cuenta que las hierbas aromáticas no eran infinitas, entonces comenzamos a reemplazarlas con algún perfume. Elías hizo muy bien su parte y muchos de los recuerdos tenían que ver con plantas, flores o elementos de la vida cotidiana. Muchas veces tuve que hacer alguna comida particular porque él quería recordar algún momento.

La pasábamos muy bien juntos. Nos entendíamos. Las visitas eran menos frecuentes ya que Elías era un adolescente e irremediablemente tuve que adaptarme a ello. 

Un verano más había transcurrido y mi nieto comenzaba nuevamente el ciclo escolar.

Realmente no le gustaba ir a clases, pero este año sería diferente. Cuando se presentaron en el aula, descubrió que tenía compañeros nuevos y, entre ellos, estaba Violeta. Ella era una alumna que iniciaba ese año después de haber pasado por otra escuela. El por qué se había cambiado era todo un misterio. Lo cierto es que con el transcurrir de los días, Violeta comenzó a estar más cerca de Elías y de su grupo de amigos. Se adaptó muy rápidamente y lo ayudaba en todo lo que él necesitaba. Si bien Elías tenía a su amigo incondicional Mariano siempre cerca, la presencia de la chica nueva lo hacía sentir muy bien. Compartían conversaciones interesantes y a veces se juntaban para hacer la tarea. Esos momentos fueron muy felices para él. 

Muchas veces tuvo el reclamo de Mariano sobre su relación con ella. No es que no quisiera que pasen tiempo juntos, sino que se sentía un poco desplazado. Por eso, en una oportunidad, cuando estaban en el patio de la escuela, Mariano le preguntó a Elías si le gustaba Violeta.

Elías quedó pensando, buscando una respuesta que no exponga sus verdaderos sentimientos. Sin embargo, el silencio es una de las respuestas más genuinas. Mariano sonrío y dijo:

—¿Entonces sí te gusta?

—¡No! —respondió rotundamente Elías y luego aceptó —Bueno, un poco.

Mariano revolvió el cabello de Elías riendo. 

—¡Está bien, amigo! No voy a decir nada. Sólo quería saberlo.

No pasó mucho tiempo hasta que todo el salón supo sobre los sentimientos de Elías hacia Violeta. No porque Mariano lo haya contado, sino que se notaba el nerviosismo cada vez que ella se acercaba. La sonrisa de Elías lo delataba, lo exponía adelante de todos sus compañeros

Un tarde en la que salían de la escuela, Elías le pidió a Mariano que no lo acompañara hasta su casa. Quería hablar con Violeta sobre un asunto importante y necesitaba estar sólo con ella. Le pidió disculpas como si estuviera cometiendo un crimen, pero esas disculpas no fueron aceptadas por su amigo que inmediatamente le dijo:

—No hay problema, lo entiendo, en serio. Hace tiempo que estoy esperando a que te decidas y sabés que contás conmigo para cualquier cosa. Suerte.

Y revolviéndole el cabello, se alejó con una sonrisa en el rostro.

Violeta salió de la escuela y enseguida fue junto a Elías.

—¿Mariano ya se fue? —preguntó.

—Si. —respondió —Le pedí que lo hiciera porque necesito hablar algo con vos. Si tenés tiempo podemos ir a la plaza, aunque sea un rato.

Ella aceptó y él desplegó el bastón guía. Aún así, Violeta puso la mano de Elías en su hombro para emprender el camino.

Ambos estaban sentados en un banco de madera escrito por estudiantes enamorados que pasaban mucho tiempo allí entre las clases de la mañana y las de la tarde. 

—Bueno —comenzó Elías. —Necesitaba decirte algo importante. Algo que vengo pensando hace mucho tiempo, pero no me animaba a decírtelo. Quizás por miedo o por vergüenza, realmente no sé. Sólo necesito decírtelo y quiero que sepas que cualquiera sea tu respuesta, estará bien. Lo único que pretendo es que seas sincera conmigo y no quiero que tengas dudas de decirme lo que sentís. Sé que soy ciego, que tengo una limitación, pero eso no significa que no pueda sentir exactamente lo mismo que el resto de las personas. Siempre deseé que me traten de la misma manera que a cualquiera de mis amigos. No pretendo que me ayuden ni quiero ser una carga para nadie. Por eso, te pido que cuando te diga lo que siento, seas completamente leal a lo que vos sentís, sino...

—Elías —interrumpió Violeta. —Respirá, calmate, no hace falta que me digas todo esto. Hace tiempo entendí que el hecho de que no puedas ver, no tiene nada que ver con lo que podés llegar a sentir. Y yo también pienso, también siento y tengo vergüenzas y miedos. No digas nada, hace tiempo que estoy esperando que este momento llegue. No hacen falta las aclaraciones. Vos también me gustas.

No quiero imaginar el latido del corazón de mi nieto al escuchar esas palabras. Claro que todo esto lo supe después. Recuerdo su alegría cuando me lo contó, el entusiasmo, la pasión con la que relataba todo lo sucedido. Por un momento tuve sentimientos cruzados. Su relación con Violeta me lo arrancaba de los brazos. Elías había crecido, ya era un hombre, era increíble pensarlo de esa manera.

Junto con las palabras de Violeta, una sonrisa emergió del rostro de Elías. Una gran bocanada de aire salió de sus pulmones atorados. Sin embargo, eso no terminaría ahí. Violeta le acarició la mejilla, se acercó lo suficiente para que ambos sintieran su respiración mutuamente y avanzó aún más hasta que sus labios se tocaron. Una catarata de sensaciones se sintió en el pecho de Elías. Su primer beso había llegado finalmente. Se había hecho esperar, pero había valido la pena. Luego, se abrazaron y en ese preciso instante, él recordó algo. 

Cuando notamos que las hierbas se estaban acabando, quiso guardar dos para futuros momentos importantes, cosas que no podían correr el riesgo de perderse. Agarró su mochila, abrió el bolsillo más chico y de allí sacó una bolsita. Sintió el aroma de ese momento y le pidió a Violeta que hiciera lo mismo. Le dijo que sienta su aroma conscientemente, que ingrese a su cuerpo, a su mente. Violeta, aunque con muchas dudas, lo hizo.

Luego preguntó riendo:

—¿Por qué estamos haciendo esto?

—Una vieja costumbre —respondió Elías. —Un día te lo voy a explicar.


RecuérdameWhere stories live. Discover now