Capítulo 75.

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Jade

Al día siguiente de la noticia de Sara, decidimos ir a la playa, sin embargo, Kenzo nos dió otro plan. Irnos en barco y pasar todo el día juntos.

Accedimos a su plan y me encuentro poniéndome el bikini. Mi barriga está grande y estoy enamorada, amo su forma. Le pido ayuda a Kenzo para ponerme la parte de arriba, a lo que él aprovecha para tocar mis pechos. Nunca se cansa de ellos y yo amo cuando me mima.

—Vamos, nos están esperando — me dice después de llenarme de besos.

Me pongo una camisa abierta para no ir en bikini por la carretera. Los demás ya están en sus autos y nos ponemos en marcha para ir al puerto con los demás siguiéndolo.

—Quiero que tengas cuidado. No vayas como una loca andando porque puedes caerte y sería un problema al estar en el mar.

—Lo sé, mi Alfa. No te preocupes, estaré a tu lado.

Asiente dejando una de sus manos en mi barriga y llegamos al puerto después de una hora y media. Hemos tenido que cruzar toda la manada y llegar a la ciudad, que hay un tráfico horrible.

Un yate hermoso nos da la bienvenida cuando bajamos de los autos y las chicas vienen a mi lado.

—Mira que barriga tan hermosa — susurra Aleska dejando besos por toda mi barriga y mis bebés se mueven al sentir a su tía — tengo algo para ti.

—Ella también es hermosa — dice una voz suave y mi pequeño se pone a mi lado con una sonrisa sujetando mi mano.

Aleska me pone una cadena pequeña alrededor de mi barriga. Es preciosa, con varios detalles y me queda muy bien.

Kenzo resopla al escuchar a mi pequeño, no se por qué se hace el duro y tengo un plan para demostrar que Zack no le es indiferente.

Se pone a mi lado para agarrarme mientras subimos. Estoy embarazada, no inválida, pero no digo nada ya que es su instinto.

Kenzo me hace sentarme en uno de los tantos sillones, con mi pequeño a mi lado. Me da un beso antes de irse para poner el yate en marcha.

—Tenemos que llevar a cabo un plan — le susurro al pequeño.

Él me mira con una sonrisa traviesa mostrando sus dientecitos.

—¿Cuál?

Le cuento mi plan y asiente con una sonrisa diciendo que sí.

Ponen música, sacan bebidas y hablamos de varios temas hasta que llegamos a una zona donde vemos más barcos, yates y también motos de agua. Kenzo tira el ancla y viene a mi lado.

Son las once de la mañana y hace un calor infernal. Me quito la camisa para ir a la parte descubierta a tomar un poco el sol. Me encanta la sensación al sentir como mi piel se calienta y pica. Nunca me quedo más tiempo del debido porque no me gusta cuando me quemo. Se pasa muy mal

Aprovecho que todos están hablando y le pongo un flotador a mi pequeño en su cintura para llevar a cabo mi plan. Lo miro y él me levanta los pulgares asintiendo con la cabeza.

Ya he hablado con su padre para hacerlo y ha dicho que sí. Por supuesto no haría nada sin decirle antes.

—¡¡Zack!! — grito después de soltarlo y Kenzo gira la cabeza al agua, donde se ha escuchado que ha caído.

Se tira sin pensarlo dos veces para agarrar al pequeño que está flotando por lo que le puse en la cintura. Comienza a reír y Kenzo tensa la mandíbula.

—Eres...

—Me queres — envuelve sus pequeños brazos en su cuello y mi hombre le devuelve el apretón.

Todos dejan de reír cuando Kenzo los fulmina con la mirada.

—Pues claro que te quiero, mocoso — le susurra muy bajito pero soy capaz de oírlo.

Se queda en el agua y me pongo en la tarima de madera para sentarme y meter mis pies en el agua. Me hermano me ayuda a sentarme con cuidado al no poder hacerlo sola y Kenzo viene a mi lado.

—Ahora entiendo la razón de tantos susurros.

El pequeño está flotando tumbado mientras Kenzo lo sujeta por el pie y pasa su otra mano por mis piernas.

—Te negabas a admitirlo — le digo y niega con la cabeza.

—Entra al agua a refrescarte. No puedes estar todo el día bajo el sol.

A mi derecha veo como Andreus lanza a Aleska por los aires para tirarla al agua. Por la Diosa... la va a matar cualquier día.

Mi hermano me pasa sus brazos por debajo de los míos y me deja en el agua con Kenzo y mi pequeño. Me quedo apoyada en su pecho y deja besos en mi hombro.

—Que bien te veo, amiga — dice Aleska nadando hacia nosotros — ¡ya quisiera yo que mi hombre me tratara así!

Alza la voz para que mi hermano la escuche y la mira con una sonrisa pícara. Dioses. Va a decir algo.

—Vamos, Aleska, te encanta como te trato. No me hagas hablar.

—Cierra la boca — sisea y veo como se pone roja hasta las orejas.

Los demás también vienen al agua y vuelvo a la tarima de madera para sentarme al sentirme angustiada flotando. Pienso que me voy a hundir.

—Te amo, mi Luna — mi hombre pasa sus manos por mis piernas hasta dejarlas en mi vientre.

—Y nosotros te amamos a ti, mi Alfa.

Besa mi barriga y mis bebés se mueven un poco.

—Oye, Zack, la hija de Jade puede ser tu novia — le dice Antón a mi pequeño.

Kenzo gira la cabeza con tanta velocidad, que me sorprende que no se haya roto el cuello.

—Te voy a matar, Antón. Te lo juro.

Nada hasta él y lo hunde por debajo del agua. Antón lucha en busca de oxígeno y se aleja de él.

—Hijo de puta — no deja de toser y la gente de otros barcos nos miran con curiosidad — va a ser tu Karma, ya te lo dije en su día.

Le enseña el dedo medio antes de irse al lado de Sara que está en un flotador sentada.

Oh por la Diosa, yo quiero uno. Ella me mira y sonríe.

—He traído para todas. Están en mi bolso — me dice como si leyera mis pensamientos. La amo.

—Mi amor, ¿me lo puedes traer?

Kenzo asiente y al rato tengo mi flotador. Me tienen que ayudar a subir porque sola no puedo. Pienso quedarme aquí todo el día.

—Ya quiero que vengan. Tardan mucho — se queja mi pequeño con su mano alrededor de la mía para que no se vaya.

—Queda muy poco, cariño. Ya verás que un día de estos, cuando menos te lo esperes, están aquí.

Después de pasar una tarde hermosa con la familia, Kenzo nos dice de volver. Ha sido un gran día.

Nana y Sinnia no vinieron porque prefieren la piscina.

—¿Me puedo quedar contigo? — me pregunta el pequeño cuando llegamos a los autos y miro a su padre que asiente con la cabeza.

—Claro, mi pequeño.

Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora