Capítulo 43.

2K 131 24
                                    

Jade

Despierto al sentir la boca de mi hombre en mis pechos y gimo gustosa al notar como calma el dolor que tengo.

—Buenos días, mi Luna — succiona y pellizca mis pechos — ¿cómo te encuentras hoy?

—Buenos días, mi Alfa. Estoy mejor — respondo pasando una mano por su cabello suave.

Se queda con mi pezón en la boca como si fuese un chupete y sin dejar de pasar su mano por mi barriga.

—Me encantaría quedarme aquí, Kenzo, pero tengo que seguir con las clases. Llevo dos atrasadas.

Gruñe y siento la vibración en la zona. Se da la vuelta quedando boca arriba y veo su erección. Trago saliva al recordar lo que hice ayer. Por la Diosa, probé su semilla.

—Kenzo.

—Mmm

—Yo... yo quiero — tartamudeo y me mira con una ceja alzada.

—Dime que quieres, cariño. No tengas vergüenza.

—Quiero sentir lo de ayer. Alivió mi dolor.

Me da una sonrisa lobuna y lo tengo encima en un segundo dejando besos en mi cuello hasta bajar a mis pechos.

—Solo tienes que decirlo, cariño.

Me quita las bragas y veo que apenas estoy manchando. Es raro, ya que siempre me dura unos cuatros días y solo llevo dos.

—Quiero lo de ayer.

Me besa mientras se quita su única prenda y abre mis piernas para dejarlas en su cintura.

Por la Diosa. ¿Piensa meterla? No digo nada y dejo que haga lo que quiera.

—Quiero que la sienta esta vez, Jade — pega su dura erección en mis pliegues y tiemblo — Quiero que me uses y te des placer ti misma.

Nos da la vuelta dejándome arriba y me quedo en blanco sin saber como seguir. ¿Qué hago ahora?

Lo mismo que lees en tus libros, hazlo — me habla mi loba.

Lo miro, trago saliva y me muevo un poco, su erección está entre mis pliegues tocando directamente mi clítoris. Muevo mis caderas en un vaivén lento hacia adelante y luego hacia atrás, probando como funciona esto. Él gruñe y miro hacia abajo donde dejo pequeñas manchas de sangre.

Agarra mi mentón y me hace mirar su cara.

—Es tu sangre, no me da asco, cariño. Te comería el coño si me dejases.

Gimo al escucharlo hablar así de sucio, me encanta y él no tiene filtros.

—Oh, por la Diosa — susurro moviéndome más rápido y él pasa sus manos a mis nalgas para ayudarme.

—Diosa no, Kenzo, cariño — me dice el maldito.

—Sigue, por favor.

Me muevo más rápido y lleva su mano a mis pechos para darles atención. Siento me derrito bajo su toque, es tan delicioso sentir estas cosas con mi hombre.

—No pares, Jade — ordena con esa voz ronca y siento que estoy a punto de llegar.

—No puedo.

Él me mueve más rápido y el orgasmo me golpea, dejándome en su pecho temblando por los espasmos.

—Déjame intentar algo, cariño — pide y lo miro asintiendo.

Vuelvo a estar bajo su cuerpo y veo como me abre más las piernas para pasar su punta por toda mi hendidura. Tiemblo y jadeo al estar tan sensible.

Mi LunaWhere stories live. Discover now