Capítulo 66.

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Kenzo

Aún no lo creo. No me di cuenta antes, el único cambio que noté en ella fueron sus jugos, que estaba más dulces. También el no querer separarse de mí.

Es de noche cuando todos se van. Han estado toda la tarde aquí haciéndole compañía a mi mujer. Gracias a los Dioses vamos a tener un cachorro.

Llegamos a la habitación para ir directos al baño. Yo mismo me encargo de ella para que no tenga que hacer nada y cuando termino, la envuelvo en su albornoz para dejarla en cama. Al dormir desnudos no hace falta que le ponga nada.

Me subo por encima de ella besándola y bajando por cuerpo hasta llegar a su monte de venus. Abre las piernas invitándome a pasar mi lengua por ella. Lamo su hendidura, saboreando sus jugos y me prendo de su clítoris como un muerto de hambre. Ella gime moviendo sus caderas y llevando sus manos a mi cabello para empujar mi cara.

Meto dos dedos en su interior y escucho sus suaves jadeos y gemidos. Subo mi boca por su vientre, donde está mi cachorro, hasta llegar a sus pechos para prenderme de su pezón sin dejar de mover mis dedos en su interior.

Llega al orgasmo y alineo mi polla en su entrada. No le doy tiempo a recuperarse del orgasmo cuando la embisto y la hago gritar.

—Joder... mi amor, sigue — gime, araña mi espalda y con sus talones me empuja el trasero.

Sonrío sabiendo que está echa para mí. Es insaciable.

Su interior se contrae tanto como el primer día y envuelvo su cuello con mi mano haciendo presión.

—Eres hermosa y eres mía, Jade. Los dos me pertenecen — susurro en sus labios antes de besarla.

Nos doy la vuelta para que ella quede encima y se mueve sola. Sus caderas van hacia adelante y atrás, hace círculos que me vuelven loco. No le hace falta mucho para llegar al orgasmo y la sigo soltando un gemido ronco.

—Te amo, mi Alfa — se queda tumbada en mi pecho y dejo un beso en su frente antes de salir de su interior para ir al baño.

Vuelvo con una toalla húmeda para limpiarla. No puedo dejar que duerma así y me da las gracias cuando me tumbo a su lado.

A la mañana siguiente me dice que hará las clases online, cosa que me deja más tranquilo, ya que así la tengo siempre a la vista y puedo controlar lo que pasa.

Damon está en las mazmorras al igual que Ulrich y sus perros, otros tres murieron a cuenta de las torturas. Todos en la manada saben lo que Damon le hizo a Sara y no quieren verlo libre.

Los padres de Sara no le hablan, porque según ellos, hizo las cosas mal. No entiendo que clase de padres le dan la espalda a sus hijos.

Estoy en mi despacho cuando tocan el timbre y escucho un grito. Cierro los ojos al reconocer esa voz. El pequeño monstruo roba mujeres.

Dame paciencia, Diosa.

Ha estado viniendo casi todos los días y salgo del despacho para ir a verlos. Están sentados en el sofá del salón.

—Tengo una noticia que darte, pequeño — le habla Jade y él la mira.

—Dime — pide sin dejar de saltar.

—Voy a tener un cachorro. Está en mi barriga — el niño deja de saltar y mira su barriga con las cejas juntas.

¿Se va a poner celoso?

—No lo veo — se acerca a mi mujer y ella suelta una risa.

—Claro que no, cariño. Está dentro y va a nacer en unos meses. Seréis buenos amigos, ¿verdad?

—Será mi mejor amigo — grita feliz y se acerca para dejar besos en su barriga.

Oh no, eso si que no.

—Suficiente, eso es mío — lo agarro por los pies para dejarlo de cabeza al suelo y suelta a reír.

Cuando lo dejo de pie sale corriendo con Jade y se tumba en el sofá, o más bien dicho, en las piernas de mi mujer, para mirar su barriga.

—¿Cuánto va a tardar en llegar?

—Unos cuantos meses, pequeño.

—Entonces ya seré grande y no podré jugar con él — dice resoplando de mala gana.

—Seguirás siendo un come mocos, niño chico — le digo y me saca la lengua.

En la noche tenemos compañía para dormir. El niño.

Estás muy callado lobo.

Estoy procesando que vamos a tener un cachorro.

—No es tan difícil de entender. Jade está embarazada — me burlo y corta el link.

Después de cenar nos vamos a nuestra habitación. El niño está en medio, dándome la espalda y para molestarlo abrazo a Jade para estrujarlo entre los dos y noto como se retuerce y refunfuña por lo bajo como un viejo.

—Pesas mucho, loco — suelta a reír y Jade lo observa con una sonrisa.

—¿Cómo has llamado a tu Alfa? — pregunto con voz seria ocultando la sonrisa.

—Loco — repite sin miedo. Loco me voy a volver por su culpa.

—Ahora te vas a enterar — me levanto y lo subo a mi hombro.

Abro la ventana y lo agarro por un pie, sacando su cuerpo para que quede suspendido en el aire. El niño sigue riendo como un loco.

—Kenzo, por la Diosa. Trae al niño — pide Jade sin dejar de reír. Ella sabe que jamás le haría daño.

—Este niño necesita una lección, Jade — me meto en mi papel y hablo con voz seria.

—¡Te voy a robar a Jade! — me grita el mocoso este. De verdad, no lo aguanto.

Lo sujeto por lo hombro cuando lo pongo en el suelo para que no se caiga.

—Tú no vas a robar a nadie porque ella me pertenece — le advierto.

Me mira con una sonrisa traviesa y lo miro esperando su siguiente movimiento. Sale corriendo a la cama y se sube para dejar un beso en la mejilla de Jade. Me saca la lengua y se ríe de mí.

—Te dejaré en el bosque, Zack — lo señalo con mi dedo y gira su cara para no verme.

Me tumbo a su lado y los observo dormir. Después de un rato, el sueño también llega para mí.

Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora