Atípico [Matienzo]

Capítulo 11 - Mío para siempre

Las presentaciones de la película parecían no terminar nunca.

Enzo y Matías volaban constantemente de Buenos Aires a varios países de Europa. El marketing de la película era increíble y el éxito arrollador y siempre había una cadena de tv que quería entrevistarlos, una revista que les hacía un photoshoot, una radio que los invitaba.

Las ofertas les llovían, especialmente a Enzo y ambos estaban muy contentos con el despegue de sus carreras, pero Matías echaba de menos pasar más tiempo a solas con su omega.

Observó a Enzo gesticular mientras hablaba con un productor que había conocido en el festival de cine donde estaban ellos dos y medio cast, por lo que por suerte no estaba solo.

La alianza brillaba en el dedo anular de Enzo y Matías sintió su corazón calentarse ante esa visión. Simplemente no veía la hora de casarse con su omega.

–Tierra llamando a Matías –oyó a sus espaldas.

Fran lo miraba con una sonrisa burlona.

–¿Dónde dejaste a tu alfa? –contestó divertido.

–Fue a buscarme una copa, él sabe resolver –rió Fran– ¿Admirando la belleza de tu omega?

–Sí –admitió Matías sin avergonzarse- No puedo esperar a casarme con él, pero esperaremos a que acaben todas las promociones... Va a ser eterno.

–O podrías casarte con él en secreto y simplemente el año que viene hacer la celebración oficial.

Matías se sorprendió por no haber tenido esa misma idea.

–Ahora entiendo porque sos el amigo más cercano a Enzo, tu mente es mágica –admiró al omega– Sos un genio, Fran.

–Me gusta verlo feliz, Mati, y vos lo haces muy feliz –dijo el otro omega con sinceridad.

Esteban volvió en ese momento, buscando a su omega, con una copa en cada mano.

–Eu, Mati, ¿como se siente estar en todos lados como el alfa del hombre del momento? –lo molestó Esteban al saludarlo.

No se equivocaba, Enzo no era consciente de su propio atractivo y rápidamente le habían llovido las propuestas de otros alfas, betas e incluso otros omegas. Aún teniendo una mordida de reclamo en su cuello y un anillo de prometido en el dedo. Matías pensaba que Enzo podía ser el novio de toda latinoamerica, pero iba a ser su marido y solo suyo.

–Yo lo vi primero –dijo sonriéndole a Esteban.

–Todo tuyo, estoy feliz con mi omega –Estaban estaba riendo, pero de pronto cambió su expresión a una de preocupación– Creo que Enzo te necesita, Matías.

Se giró rápidamente y efectivamente su omega estaba en problemas. En algún momento el productor con el que hablaba lo había agarrado por la muñeca y parecía querer arrastrarlo a algún lado.

Matías inmediatamente vio rojo y se dirigió hacia allí, dispuesto a demostrar exactamente a quién pertenecía Enzo Vogrincic.

***

Enzo estaba en problemas. Había comenzado a hablar con un productor que había ido directamente a por él, diciéndole que tenía un papel perfecto donde encajaría. Le había escamado al momento, no sabía porque, pero había decidido darle una oportunidad a la conversación. 

Mal hecho, debería haberle hecho caso a su intuición.

El alfa olía desagradable, como a vinagre y constantemente intentaba tocarlo. Enzo había intentado decirle por activa y por pasiva que no estaba interesado, que tenía un alfa al que amaba y un anillo de compromiso bien visible en su dedo anular, pero simplemente no lo estaba queriendo entender y se le acababan las opciones.