Capítulo 12 - Cuando lo sabes, lo sabes

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Había pasado un año entero desde que se había casado en secreto con su omega y aún no habían tenido la oportunidad de celebrarlo adecuadamente.

Honestamente, habían estado ocupados, muy ocupados. La película fue un éxito rotundo y sus carreras despegaron para convertirse en los actores del momento, especialmente Enzo. Su omega era muy popular y estaba orgulloso de él.

Mientras que él había optado por actuar en más series y películas, Enzo seguía prefiriendo el teatro, su gran pasión, aunque había aceptado varios roles protagónicos en algunos filmes que también habían sido muy exitosos.

Pero...

Lo echaba de menos, echaba de menos a su Enzo. Y sabía que su omega lo extrañaba también.

Su celular vibró, como si hubiese invocado al omega.

"Un día más y por fin estaré en tus brazos"

Lo amaba, definitivamente lo amaba. Se seguían enviando exactamente el mismo tipo de mensajes que él le dejaba a Enzo en notas cuando estaban empezando.

"Cuando cada segundo, mi amor"

Tenía que hablar con él cuando lo viese después esas dos semanas, sentía que era tiempo de que ambos se tomasen un descanso y se dedicasen el uno al otro.

***

–Mmmm Mati... Alfa ...

Por supuesto que en cuanto Enzo había cruzado la puerta, con su delicioso olor a miel y manzanas, no había podido evitar acorralarlo y devorarle la boca.

Llevaba un año casado con él, hacía dos que lo conocía y el carroñero deseo que sentía por Enzo no había disminuido ni un poquito. Cada día lo deseaba más.

–Matías... Sigue...

Amaba hacerlo gemir y perder el control de aquella forma tan hermosa. Su omega era deliciosamente alto y precioso y a él le importaba bien poco la diferencia de altura. Ni siquiera había tenido la decencia de llevarlo a la cama, se lo estaba cogiendo salvajemente sosteniéndolo por las piernas contra la pared del recibidor de su casa. Y aún no había hablado con él.

Prioridades, supuso.

Enzo tampoco se estaba quejando y lo deseaba tanto como él a juzgar por como gemía, exponiendo su cuello y aferrándose más a sus hombros, rodeando su estrecha cintura con sus largas piernas.

–Eres tan delicioso, mi omega –susurró sobre su oreja– Te amo tanto...

Sintió a Enzo terminar entre gemidos y apretarlo, haciéndolo venirse también.

Con cuidado de no lastimarlo -nunca querría hacerle daño-, salió de su cuerpo, lo bajó y lentamente se deslizaron hasta el suelo juntos, cansados pero saciados.

Enzo lo miró, nada más que amor en aquellos ojos chocolate.

–Te amo también, mi alfa.

No podía esperar, necesitaban una pausa urgentemente. Había extrañado demasiado tener cerca a su omega.

***

–Quiero que nos tomemos un descanso, chiquito.

Se lo dijo luego, más calmados, descansando ambos en la cama. Jugaba con el cabello del omega y Enzo, recostado tranquilamente en su pecho, lo miró.

–Estoy de acuerdo, Matu. Quiero que nos casemos oficialmente. Quiero tener cachorros...

Había algo de tristeza en la voz de su omega. Habían acordado que en el próximo celo de Enzo los tendrían, pero de aquello hacía un año y no había sido así por el mismo motivo por el cual aún no habían celebrado la boda oficialmente. No tenían tiempo para ello, ni tenían tiempo para un embarazo.

Atípico [Matienzo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora