Capítulo treinta y siete: Reconciliación.

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—Porque te amo más de lo que mi papi ama verse en el espejo —aseguró ya con la voz completamente quebrada—, y más..., te juro que más de lo que amo las fiestas; muchísimo más.

JiMin se mordió el labio y luego soltó una risa vacía, cuando se tomó el valor de coger las manos de YoonGi y verlo a los ojos, sin permitirse sobrepensar por el silencio de YoonGi.

Pero es que YoonGi estaba en silencio porque simplemente no encontraba las palabras para responder a nada de lo que JiMin decía, porque tenía un jodido nudo en la garganta que dolía.

Tenía ganas de llorar y tal vez ya estaba llorando. ¿Cómo no hacerlo? Se sentía conmocionado por las confesiones de JiMin y aliviado de saber que el amor es mutuo, a pesar de todo.

—Te amo, YoonGi —JiMin le sonrió tan hermoso como siempre—, y quisiera saber si aún no es tarde para pedirte una segunda oportunidad.

—Sí, sí es —el tóxico de YajaTzael habló con el ceño bien fruncido.

—Papi —lo regañó JiMin con un mohín.

—No, es que no...

YajaTzael fue callado por el traidor de su gatito con complejo de barril sin fondo, que le tapó la boca con la mano para que no interrumpiera la posible reconciliación.

Esto YoonGi se lo agradeció mucho a su tío. Devolvió su atención a JiMin y no se percató del beso que éste le dio sorpresivamente, aprovechando su distracción.

YoonGi se sintió vivir nuevamente, como renacer de las cenizas y florecer luego de haber estado tanto tiempo marchito. Sonrió y lo hizo sin poder evitarlo.

—Si tú me perdonas y me das una segunda oportunidad, yo te juro que pondré de mi parte para ser mejor; por ti y por nuestra relación —le aseguró JiMin apretando sus manos con amor—. No más fiestas locas, no más libertinaje, no más tonterías y, sobre todo, no más problemas.

—¿Y cómo sé que vas a cumplir con tu palabra, hijo de Lucifer? —cuestionó torciendo la boca.

—Porque te lo juro por lo más importante y por lo que más amo en la vida...

—Yo, por supuesto —YajaTzael hizo una mala cara.

—Iba a decir Lucifer, pero sí, tú también, papi. —Peló los dientes.

—Ah.

En fin, regresando a lo importante, JiMin observó a YoonGi y condujo una de esas grandísimas y venosas manos directo a su corazoncito acelerado de amor, para que YoonGi pudiera sentir cómo latía.

YoonGi sonrió poco a poco, hasta que dicha sonrisa fue evidente y no se molestó en ocultarla. Ya había caído, porque era un facilote de lo peor que ama a ese mocoso y ya no quiere que estén separados.

Además, cualquier perro hijo de puta puede aprovechar la soltería de JiMin y querer cortejarlo. Eso sí que no. Ni drogado le dejaba el camino libre a alguien más.

Ese mocoso culo cagado es suyo y no le ha aguantado tantas pendejadas para que venga otro y fácilmente se lo lleve.

—YoonGi-Ah, quiero volver contigo —le confesó JiMin con aquellos ojos de palometa mostrando tristeza y arrepentimiento—. Te amo y te amo mucho, mucho, mucho.

Él suspiró bastante pensativo e indeciso, con un miedo visible a salir lastimado nuevamente cuando le ha costado tanto intentar vivir a cómo vivía antes de que JiMin llegara a su vida.

No quería sufrir más, porque todas esas noches en vela que pasó fue solamente por llorar a moco tendido y martirizarse a sí mismo viendo las tantas fotos que tenía de JiMin en el celular.

Se giró a ver a su papá. Eso flaco de ojos café caramelo siempre tenía las palabras correctas y esta vez no fue la excepción. Su papá le regaló una sonrisa reconfortante.

—No me veas a mí, amor. No importa la decisión que tomes, sabes que yo siempre voy a apoyarte —su papá le dijo comprensivo—. Sólo escucha a tu corazón. Él sabrá la respuesta.

—¿Ves? ¿Por qué no eres como él? —el pequeño JimSi le reprochó a su tío, el incomprendido YajaTzaelly.

Pero bueno, volviendo al tema; YoonGi asintió con la cabeza a todo lo que su papá le dijo y luego regresó su mirada a JiMin. Éste seguía tomando sus manos sin querer soltarlas.

—¿Me perdonas, YoonGi-Ah? —JiMin hizo un mohín bien tierno (le derritió el corazón)—. ¿Sííííí?

Él apartó la cara rodando los ojos para hacerse el difícil, pero la verdad es que fue un intento fallido y se terminó vendiendo al enemigo con la sonrisota que se le formó en los labios.

Eso fue suficiente para que JiMin pegara un chillido y entonces se le lanzara encima en un fuerte y apretado abrazo, que culminó con un besote al que casi manda a YajaTzael al hospital.

—Te amo, YoonGi-Ah —susurró JiMin antes de esconder la cara en su cuello—, mucho.

—Yo también..., también te amo —le respondió a JiMin al oído—. Y porque te amo quiero preguntarte algo.

—¡Iiiiiiiiiiiih! —Tanto TaeHyung como JimSi chillaron al unísono, pues sabían a dónde iba todo eso.

Él negó divertido mientras JiMin rompe el abrazo para colocarse nuevamente frente a él, a lo que él tomó esta oportunidad para irse arrodillando nervioso.

—¿Por qué se está arrodillando? ¿Por qué? ¡Alguien dígame por qué! —YajaTzael comenzó a entrar en histeria al ver a ese sarnoso arrodillado frente a su chaparrito—. ¡Alguien tiene que hacer algo, por favor! ¡¿Soy el único que se da cuenta?!

—Ay, ya —YoonGi rodó los ojos—. Alguien dele un vaso con agua a este anciano que ya mero se muere.

—¡Hey, no te distraigas, muñeco de nieve en miniatura! —JimSi lo regañó—. ¡No dejes a Mimi esperando o te las vas a ver con JimSi!

—Ouh, ¿en esta familia todos son asi de rabiosos? —Jorge inquirió al aire.

JiMin se echó una risita solamente para no echarse a llorar, pues YoonGi ya estaba abriendo la cajita en forma de corazón para mostrar lo que había en ella.

Aquel anillo con todos los diamantes que él tanto ama usar.

Sentía que se moría de los nervios y que pronto se desataría en llanto. No creía aguantar mucho, no cuando está viendo a ese anciano de muy buen ver arrodillado frente a él.

—Hijo de la esquizofrenia, ¿quieres casarte conmigo? —YoonGi le preguntó sonriente.

Él cogió mucho aire para tranquilizar a sus nervios, se aquietó y entonces...

—No.

















❝Don celos se enɑmoró del señor coqueto❞ (ʏᴏᴏɴᴍɪɴ/ʏᴀᴢᴀᴇʟ).Where stories live. Discover now