Capítulo treinta y nueve: ¡JimSi lo logró!

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—¡JimSi-Ah!

El pequeño JimSi de cabello morado y estatura digna de ser un paseador de hormigas, cerró enrabiado su cuaderno y comenzó a guardar todas sus cosas dentro de su mochila.

Se dedicó a ignorar por completo a JungHyung mientras éste se sienta frente a él en la mesa. Él ni siquiera se tomó la molestia de darle una sola de sus valiosas miradas.

Mostrándose claramente enojado se puso de pie, se acomodó la mochila en su pequeñito hombro y así, haciendo como que JungHyung es invisible, se retiró de esa mesa en busca de irse a otro lugar.

—¡JimSi-Ah, espera! —JungHyung de inmediato corrió detrás de él y lo alcanzó, entonces lo sujetó de su bracito.

—¿Qué quiere JungHyung? —preguntó de mala manera mientras le mete un golpe con su poderosa mano rechonchita, para ser liberado—. ¿Es que JungHyung piensa que JimSi no tienes cosas que hacer?

—Claro que sí —murmuró JungHyung asintiendo con un semblante tristón—. Es sólo que... Bueno...

—¿Qué? ¡¿Qué?! —Alzó la voz, impaciente—. ¡Habla!

—¡¿Es cierto que aceptaste salir con Dereck?! —JungHyung habló sin poder frenarse.

Él resopló molesto antes de cruzarse de brazos y observar, todavía más molesto, al metiche de JungHyung.

Este último mencionado se ubicó frente a él esperando, un tanto impaciente, a que le respondiera.

—Sí —dijo finalmente—. Tendremos una cita. ¿Por?

—Pero es que él... está enamorado de ti —habló bajito JungHyung—. Pensará que podrían ser novios.

—Eso ya lo sé y no me molestaría nada ser su novio —espetó—. Es guapo, detallista, sí resuelve y...

—Es que pensé que yo te gustaba, JimSi-Ah —susurró JungHyung, interrumpiéndolo.

JimSi entonces retorció sus bellos ojitos de palometa. Estrelló el pie contra el piso y quiso en serio darle apapachos a JungHyung porque le causa ternura ese poste con patas.

Sin embargo, hacer algo como eso arruinaría su excelentísimo plan para que JungHyung esté dispuesto a estar con él por presión.

A veces necesitaba de manipulaciones para obtener lo que quería, ¿bien?

—Y me gustas, JungHyung, pero no esperes a que me quedé toda una vida esperando por que te animes a estar conmigo —respondió, sincero, directo y con huevitos de fresa—. Me cansé, ¿bien? Porque incluso el más paciente se cansa de esperar algo que no va a suceder.

Su increíble franqueza (por lo que su familia destaca), produjo que los ojos de JungHyung se cristalizaran y que el corazón le sonara feo tras un crujido.

JungHyung sabía que él estaba hablando realmente en serio, pues ponía mucho empeño y esfuerzo para hablar en primera persona cuando eso nunca se le ha dado bien.

—Te he dicho con directas e indirectas que quiero estar contigo en serio, ¡incluso toda la universidad lo sabe! —alegó empuñando sus manitas—. Y te esperé. Dije: ❝Bueno, es un poco tonto, pero no tarda en entender❞. Y adivina qué; esperé dos años.

Suspiró frustrado, pasando sus manitas por su carita bella.

JungHyung seguía en silencio, con la mirada bajita. Entristecido profundamente.

—Ahora no le... Ahora no me reclames por decidir dejar de esperarte y animarme a salir con alguien que sí tiene bien puesto los huevos para estar conmigo —continuó hablando—. Al menos encontré a alguien que no le tiene miedo a mi familia y que no es tan cobarde que prefiere hacerse el desentendido.

—JimSi...

—¡Yo te habría defendido siempre, JungHyung! ¡Siempre iba a hacerte saber que eres mi prioridad! —exclamó interrumpiendo al mayor—. Te habría defendido de mi familia y de mi papi. Me la habría rifado por ti.

El mayor finalmente le dio la mirada. Tuvo ese valor de verlo a los ojos y a resistir todo por demostrar que sus palabras lo estaban calando.

Qué bueno, porque se las tuvo guardadas durante mucho tiempo.

—Es lo que un Park hace..., enfrentarse a la familia por defender a la persona que ama —murmuró siendo él quien ahora bajó la cabeza.

Llegó a ese punto en el que sintió que no tenía nada más que hablar. Se dio la vuelta y siguió caminando a un rumbo indefinido, con los ojitos aguaditos.

Ama a JungHyung y decirle ese tipo de cosas le dolía, pero le dolía más saber que ni aun así JungHyung se animó a luchar por él.

Qué cagada. Sólo habría querido que las cosas se dieran mejor.

—¡JimSi! ¡JimSi!

Pegó un tremendo suspiro cuando JungHyung obstaculizó su camino y lo hizo detenerse.

Se cruzó de brazos viéndose resentido y molesto, aunque también estaba curioso por saber lo que ese traga aviones tenía que decir.

—Si yo... le digo a tu papá que quiero estar contigo, ¿tú me aceptarías? —le dijo JungHyung.

Él alzó una de sus cejitas, muriendo por dentro de la emoción de que su plan parecía haber dado sus frutos.

—La verdadera pregunta sería: ¿Tú te atreverías a enfrentarte a mi papi? —cuestionó nada más porque sí.

JungHyung parece que se lo pensó un poco, porque intentar hablar con ese hombre de casi dos metros de alto que le gruñe bien feo cada que lo ve, es cosa de tener los huevos bien puestos.

Pero considerando que JimSi se veía bastante decidido a mandarlo a la verga si no se ponía las pilas, entonces se iba a mentalizar una noche entera para hacerle frente a esa familia de agresivos gruñones.

Tal vez ya era momento de probar cuánto quiere estar con ese precioso chico que tiene en frente; todo fresón, todo bonito.

—Por ti, sí —respondió—. Lo haría.

—No dudaste —comentó JimSi de ceja alzada—. Eso es raro.

Él soltó una risita divertida. Posteriormente, agarró a ese precioso ser por la cintura y entonces lo cargó para que pudiera estar a su altura.

Se presionó los huevos para besar aquellos labios gorditos que siempre deseó probar.

Y realmente agradeció que JimSi correspondiera a su beso y no le metiera una patada en el culo por atrevido.

—Quiero estar contigo y si para estarlo debo ponerme frente a tu papá, lo haré. Te lo prometo —aseguró sobre los labios del menor—. Por favor, sólo dame una oportunidad para estar contigo.

—Mmm.

JimSi fingió pensar llevándose el dedito índice al mentón, aunque a los segundos la risa le ganó.

Abrazó a JungHyung por los hombros y le plantó un besote en la boca.

—Mimi se va a casar con su don vergón, así que serás mi pareja y en la boda aprovecharás para hablar con mi papi —propuso sonriente—. Y no te preocupes por el gemelo agresivo e incomprendido de mi papi. Va a estar muy ocupado en querer matar al novio.

Si es que el señor golden retriever no se ponía de berrinchudo y se abstenía de ir a esa boda nada más porque su hijo decidió no ser un monje y amar las vergas.
















❝Don celos se enɑmoró del señor coqueto❞ (ʏᴏᴏɴᴍɪɴ/ʏᴀᴢᴀᴇʟ).Where stories live. Discover now