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ADVERTENCIA: INTENTO DE ABUSO SEXUAL.



























¿Estás seguro de que no hay nadie en tu casa?— Preguntó su novio por quinta vez, aferrándose fuertemente a sus hombros. Lo cierto era que parecía estar realmente adolorido.

Sí. Mamá iba de compras y papá aún debe estar trabajando. Mi hermana fue a clases de teatro y mi hermano iba a acompañar a su novia a algún lado. Estoy solo, lo prometo...

Quackity determinó que el chico por fin había creído en lo que le estaba diciendo cuándo hizo silencio y camino junto a él hacia el interior de la casa. Subir las escaleras fue difícil para ambos, pero finalmente llegaron a la habitación de Quackity, ambos cayendo en la cama de éste con brusquedad para intentar recuperar el aliento perdido a causa del esfuerzo.

Rubius, claramente, fue el primero en recuperarse. Quackity, sin embargo, seguía sintiendo que el aire le faltaba, así que cerró sus ojos fuertemente y se concentró en recuperar lo que había perdido.

Mientras lo hacía sintió la mano de Rubius acariciar su brazo sutilmente y no pudo evitar sonreír y pensar que había hecho para merecerlo. No era más que Alexis Maldonado, el chico enfermo que se pasaba los días encerrado en su habitación, pero aún así, de una inexplicable forma, Rubén Doblas parecía amarlo como jamás pensó alguien lo haría.

Poco a poco, en medio de todos sus pensamientos, su respiración logró volver a la normalidad.

Se sentó lentamente, respirando profundamente mientras lo hacía, sintiendo una de las manos de su novio sobre su espalda, ayudándolo en el acto.

¿Estás mejor?— Preguntó preocupado, aún acariciando su espalda.

Sí... Estoy mejor— Aseguró débilmente.

Quackity... ¿No existe alguna forma de que esto no suceda?

Las medicinas deberían ayudar— Susurró, mirando a su novio fijamente a los ojos. Por unos segundos, sintió que estaba perdiendo el aliento de nuevo—... Pero no lo hacen.

Son unas estúpidas. Les rebajaré el salario.

—Rubius, ellas no reciben un sa...

Shhh, ellas no lo saben.

Quackity dejó escapar una risita por sus labios y luego sonrió, Rubius imitándolo.

Estoy seguro de que cada vez que ríes nace un bebé...

¿Lo dices en serio?— «¡Pinche cerebro! ¡¿Por qué no puedes entenderlo como los demás?!»

Pero el chico jamás le respondió. Sólo colocó su mano sobre la mejilla de Quacky y besó su nariz, alejándose con una sonrisa en los labios.

Fue entonces cuando el chico recordó por que estaban allí.

Quítate la camisa.

Rubius abrió los ojos como platos y se sonrojó casi de inmediato, Quackity soltando una leve risita ante este hecho.

¿Perdón?

Quítate la camisa. Voy a traer algo para curar tu labio y hielo para tu estómago. Seguramente tienes un gran moretón allí.

¿Bajarás las escaleras de nuevo?... Si lo haces perderás el aire y...

𝘌𝘭 𝘊𝘩𝘪𝘤𝘰 𝘋𝘦 𝘓𝘢 𝘝𝘦𝘯𝘵𝘢𝘯𝘢 !¡ 𝘙𝘶𝘣𝘊𝘬𝘪𝘵𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora