Capitulo 3. Té de tila

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Los días en el Sunny eran tranquilos, demasiado para el gusto del capitán, el cual ya quería una nueva aventura, más si su próxima aventura sería   contra Big Mon. Así que el que pagaba esa energía sobrante era Sanji.

Desde que llegó al Sunny, su capitán no dejaba de atacarlo con preguntas sobre el Germa, a Luffy nunca le importaba el pasado de sus nakamas, pues solo atesoraba el presente y el futuro, pero al estar tan aburrido no le quedó de otra.

Para su sorpresa todas sus preguntas sobre el Germa en general eran respondidas, pero las personales, Sanji siempre las evitaba, eso le pareció extraño, pero respetable.

Así que al caer el sol el rubio pudo excusarse para preparar la cena, ese día prepararía carne de un rey marino que Luffy pescó. Tenía mil ideas en su cabeza ya que la comida del mar era su especialidad.

-Señor cocinero, ¿Puedo ayudarlo?

La arqueóloga entra a la cocina y Sanji entorpece sus movimientos, ver a una mujer hermosa siempre ha Sido su debilidad.

-No se preocupe señorita Robin, cocinar es mi deber.

Y esa era la razón por la que Robin estaba ahí, toda la embarcación veía como Sanji se esclavizaba a si mismo solo para cocinar y limpiar el barco, en mantenerse encerrado y rara vez interactuaba con alguien de la tripulación, solo contestaba cuando alguien le hablaba o cuando era necesario. Así que en una pequeña reunión privada en el acuario, decidieron acercarse al cocinero y hacer más rápida su adaptación a la tripulación.

-Insisto - Robin no se da por vencida, y se lava las manos. Al ver eso, el rubio toma las verduras y le pide amablemente que las corte.

El cocinar con una mujer, fue una experiencia  refrescante para Sanji, ya que por lo general Zeff lo ayudaba y le daba "golpes fraternales". Con Robin debía cuidar de no gritarle o golpearla con un cucharon, debía mentalizarse que era una mujer y que si se equivocaba al picar las verduras solo debía darle una sonrisa y enseñarle con delicadeza.

Para la arqueóloga no paso desapercibido los gestos frustrados del cocinero y el como hacía el intento de no quitarle el cuchillo y sacarla de la cocina, ella ese día descubrio que Sanji tenía un carácter especial, pero lo contenía, el se contenía y no dejaba salir a flote su verdadero ser.

No era la primera vez, en varias ocasiones vio su estrés al presenciar los malos modales en la mesa, en el desmesurado consumo de carne por parte de su capitán, en como algunos de sus nakamas dejaba mal puesto un plato o una taza, pero Sanji, NUNCA decia nada, como si les tuviera miedo, como si no tuviera derecho de mostrar su verdadero sentir.

-Asi cocinero -Robin muestra un poco avergonzada el pepino en rodajas, originalmente la idea es que se cortaran en cuadritos, pero Sanji la dejo ser y tomo el plato con una sonrisa forzada.

-Maravilloso señorita Robin, por favor, dígale a los demás que la cena está lista.

La arqueóloga obedece y antes de salir de la cocina escucha un suspiro cansado del rubio.

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El siguiente en acercarse es Chopper, al pequeño reno le agradaba el cocinero, ya que este siempre cocinaba cosas dulces y era amable con el, además de llevarle postres a su consultorio mientras preparaba sus hierbas medicinales, por ello acepto sin rechistar ser parte del plan, "incluyan a Sanji a nuestra cotidianidad", así que con educación le llamo a su consultorio una vez que pasará el desayuno. Le haría un chequeo médico y unas preguntas, ya que desde que se unió a la tripulación no lo había hecho, no por qué Chopper no quisiera hacerlo, solo que Sanji siempre decía que no lo necesitaba. La única forma de convencerlo fue pedirle a Zoro que le hiciera venir.

Entre espadas y cuchillos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora