Capitulo 6. Té de jengibre

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Sanji veía alrededor con curiosidad, de tanto estar en el Sunny se le había olvidado lo que era estar en un lugar elegante y con personas que claramente no eran piratas.

"Prefiero el Sunny"

Dice para si mismo y toma la carta para ver el menú. Frente a el estaba Zoro, el cual no perdía el tiempo en ver lo bonito del lugar, solo sentía como se asfixiaba con un traje, que si bien era su talla, no le gustaba en absoluto, la tela impedía su movimiento libre y la corbata parecía querer ahorcarlo. Si por el fuera iria con su yucata, pero fue Nami la cual le obligo a vestir de esa manera.

-Te parece bien si ordeno por ambos - dice Sanji viendo que Zoro no hacía las pases con su ropa y al ver al camarero un tanto frustrado.

-Esta bien.

Y Sanji pide exactamente lo que sabe que le gustará al espadachin, así como el vino y otros licores para degustar.

-Es un lugar interesante, ¿Cómo lo encontraste?

Intenta Sanji comenzar una plática y Zoro le mira dejando en paz la corbata. La verdad es que ese lugar lo encontro Robin al hablar con los lugareños.

-Lo encontre por casualidad.

Aunque eso le divierte a Sanji ya que al dejar el Sunny, Zoro tomo las riendas del camino siguiendo las indicaciones de un mapa con dibujos y mil indicaciones, se perdieron varias veces, incluso pasaron un acantilado. Fue más de una hora de búsqueda hasta que Sanji reunio el valor de tomar la hoja e ir por el camino correcto.

-Me gusta.

Dice con especial agradecimiento, no esperaba que el espadachín se estuviera prestando para un simple capricho. Nadie había hecho algo así por el.

Así continuaron con su velada, comiendo todo tipo de manjares, el cocinero se sintió un poco cohibido al no hacer nada en la cocina o sirviendo la comida. Pero lo disfruto, y mucho, más cuando le daba a Zoro a probar de su plato y este aceptaba abrir la boca sin rechistar. También degustaron varios vinos y licores, incluso Sanji le dió una pequeña cátedra del sabor de los vinos, su color y olor. Si bien Zoro tomaba solo sake, no podía negar que le gustaba mucho ver a Sanji tomando una copa con porte y elegancia, además de como sus delicados labios tocaban el cristal. Era incluso una imagen erótica para el y sus malos pensamientos.

Aunque él le echo la culpa al alcohol. Todo lo que en esa cita pasará sería culpa del alcohol, incluso si solo tomo dos botellas.

Al terminar la cena ambos salen del restaurante abrigados, la isla era invernal, por lo que se sentía mucho frío, las mejillas de ambos estaban rojas y sus narices heladas.

Para continuar su cita irian a una pista de hielo, está vez Sanji toma la mano del espadachin para guiarlo, incluso si su destino estaba frente a ellos con luces de colores. Si algo había aprendido era que Zoro podía perderse hasta en su barco. Y eso ya era un extraño don.

Para su suerte, ir tan abrigados los hacía ver cómo simples civiles, así que no llaman la atención de nadie, menos de la marina que hacía sus rondas de vigilancia.

-¿Sabes patinar?

Pregunta Sanji al espadachín al verlo cuál Bambi recién nacido con los patines.

-Claro que si, es fácil.

Y Sanji ríe no creyendo aquello. Por su parte el rubio si sabía hacerlo ya que Zeff le enseño hace algunos años.

Incluso viendo a las personas en la pista de hielo podía tener un pequeño flashback. En especial de un padre que llevaba a su niño en sus hombros mientras patinaba. Pese a que Zeff no tenía una pierna eso no era un impedimento para darle esos pequeños momentos.

Entre espadas y cuchillos Where stories live. Discover now