El que abandona

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La suela de su zapatilla izquierda despegada parecía una boca que sacando la lengua, se burlaba de él.
la había pegado con cinta aislante, pero ahora le costaba caminar bien, la humedad que había levantado la última lluvia la despegaba y se le metía entre sus pasos, lo que le obligaba a arrastrar sus pies.

Llegar al pabellón A era difícil, tenía que atravesar varios pasillos hasta las oficinas de abajo y recién ahi estaba en el aula, que no solo funcionaba como aula de materias para los que estaban terminando el secundario sino también se usaba para clases de teatro y oficina del asistente social, entre otras cosas.

No recordaba prepararse tanto para nada en su vida antes, el colegio jamás fue prioridad, de hecho había abandonado sus estudios en quinto o sexto grado de primaria, pero ahora, y desde hacía unos meses, estaba religiosamente allí, cada día, para tomar las clases que él le daba.

Mati lo miraba siempre desde su asiento atrás de todo.
siempre le parecía elegante, ajeno del mundo que a él le había consumido.
Le gustaba escucharlo hablar,aunque la mitad del tiempo no entendía nada de lo que decía, pero no importaba, la hora de sus clases eran una especie de oasis dentro de la cárcel, dónde vivía desde los dieciocho y estaría hasta pasados los veinticinco.

Enzo era el profesor de literatura y realmente le parecía importar, era un tipo serio pero agradable, limpio y sencillo, respetuoso pese a tener que lidiar con chorros,asesinos, narcos y demás calañas que la sociedad excluía.

Ahora estaba alli, con la camisa arremangada hasta los codos por el calor,apoyado en el escritorio mientras escuchaba un poema escrito por uno de los internos, que no tenía rítmica ni estrofas pero si un gran número de errores ortográficos.

-muy lindo, muy...íntimo. te felicito-le dijo cuándo el recluso terminó

-gracias profe-agradeció el tipo volviendo a su lugar

-¿alguien más?

Todos tenían la tarea de escribir lo que quisieran, un poema,una canción, lo que sea con la temática que ellos mismos eligieron.

Mati había escrito sobre su abuela, que ya había muerto pero había sido el único adulto que realmente alguna vez se preocupó por él.
sin embargo se quedó callado mirando la hoja manchada. le daba vergüenza leer para Enzo, le daba vergüenza que Enzo pose su mirada en él, no había podido lavar ropa para ir a clases y tenía la camiseta de Boca manchada con sangre.

-¿Matías?-preguntó mirandolo

-no-murmuró él sin poder devolverle la mirada

-¿no?

-no...

Enzo se sintió algo decepcionado, pero no insistió, dar clases en la cárcel era a veces un trabajo de alto riesgo.

La clase continuó hasta llegar a su fin y cuándo todos se fueron, Enzo lo detuvo.

-Matias-lo llamó. Mati,intentando cubrir la mancha en su camiseta, se acercó-¿porque me dijiste que no? sé que algo escribiste

Mati miró el piso precario de cemento y luego la ventana con barrotes oxidados

-¿para que estoy haciendo esto?

-para terminar el secundario. sabes que muchos internos siguen después carreras universitarias...

-yo no soy de esos

-podrías, ¿no te gustaría que tu família este orgullosa de vos?

-mi família está muerta

Enzo suspiró y dejó de mirarlo,incomodo

¡Me matan, limón!: 𝐞𝐧𝐳𝐨 𝐱 𝐦𝐚𝐭𝐢𝐚𝐬Where stories live. Discover now