Capítulo 7. - Mamá pájara

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Ayer olvidó el postre antes de dormir, por eso es que ahora se escabulle por los pasillos para conseguirlo.

Son cerca de las siete de la mañana, y está seguro de que en la cocina ya está la comida para la siguiente hora: la hora del desayuno.

Los pasillos parecen más extensos en ese momento, el camino se le hace eterno.

-Mi turno es hoy tarado. - susurra Ferran cerca de él.

El Gavi pegó un brinco al escucharlo.

-Claro, ya sabia, p-por eso venía. - tartamudea viéndolo a los ojos.

-Supongamos que te creo. -le da un sape antes de regresar por su pasillo.

El sevillano sigue su camino, hasta llegar a la cocina.

Tiene un dilema: por un lado, si no le lleva su pastel Pedri va a enfadarse; por otro, si no cumple con las labores que había acordado hacer en el lugar del peliteñido, el y sus amigos van a lastimar a su novio.

Entra al sitio, recibiendo las miradas acusadoras de las cocineras.

-Buenos días saluda colocándose un mandil de los que están colgados.

Ellas responden casi sin creerlo. Él les ha dicho que no le gusta estar en ese lugar, y ahora está parado justo ahí.

Saca platos de la alacena, y los lleva en montones de doce hasta el gran comedor.

Va acomodando uno a uno, alineados con cada silla.

Regresa y toma los cubiertos: cucharas para la sopa, tenedores para la ensalada y cuchillos para partir las milanesas.

Realiza el mismo recorrido, colocando un juego de cubiertos sobre una servilleta de papel, previamente puesta.

Vuelve a la cocina por vasos, que pone dentro de un canasto para poder transportarlos con facilidad.

Una vez que la mesa está completa y ya no falta nada por montar, pone su trapo donde estaba, y se despide de las señoritas.

Al girar para salir de ahí, se topa frente a frente con Julia.

-¿Qué haces acá tan temprano? - interroga mirándolo acusadoramente.

-Vine por un poco de pastel de chocolate. - casi lo olvida, por eso iba.

-¿Crees que lo mereces? Después de como me trataste ayer, no tienes más privilegios.

-Usted sabe que solo hice lo correcto, Pedri le cae mal, y por eso es que siempre descarga su ira contra él. - levanta un poco el tono de su voz.

-Quiero que tomes lo que sea por lo que has venido, y salgas de aquí. En otro momento hablaremos de esto, no se puede quedar así. - regresa a su silla, al frente de la mesa.

Gavi obedece, toma una generosa parte de la tarta de chocolate que habían dado el día anterior, y se marcha, escondiendo en su pantalón deportivo dos cucharas.

Quiere ver la cara de emoción de su novio, cuando entre al sitio.

[...]

- Vaya, eso es mucho pastel para tí solo. - Escucha a sus espaldas, no pudo evitarlo al verlo pasar.

-Si Fermín, lo sé. - continua su camino.

-Llamame solo Fer- sonríe poniéndose frente a él.

-Esta bien Fer, ¿Qué quieres de mí? - se detiene al mismo tiempo.

-Una porción de tu pastelote por favor. - sonríe muy enorme.

-Voy a contarte un secreto- le hace una señal para que de acerque.

-Dime - susurra poniendo su oído.

-Pedri es mi novio - le dice en voz baja

-¡Santo Dios de la Papaya! -exclama tapando su boca.

-Habla más bajito. - susurra el ojimiel.

-Pero tu eres muy amable y él... Él es, grosero. - sigue mirándolo con asombro.

-Es que realmente él no es así. - sus ojo brillan, cada que habla de él. Incluso cuando le plática a su espejo, todas sus cualidades.

-No puedo creerlo

-La mitad de todo esto. - señala el plato- Es para él

-¿Y la otra para mi? - le pregunta con un brillo en sus ojos

-No - ríe - Es para mí, pero si puedes escapar a la cocina, ahí están regalando pastel.

-¿De verdad? - murmura emocionado.

-No, pero puedes robarlo como yo. - se carcajea, tocando su hombro antes de irse.

Fermín es tan fácil de engañar, que es divertido. Le gusta la comida.

Tararea alguna canción que ha escuchado en la radio, hasta que llega a la habitación.

Checa dos veces ambos lados del pasillo para verificar que no haya nadie que pueda verlos.

Abre rápidamente y cierra de igual manera, una vez que está dentro.

-¡Yupi pastel! - brinca el más bajo hasta donde está su novio.

-Yo también te quiero - sonríe al verlo estar tan cerca de él.

-Yo te quiero más. - le da una mordida en el labio.

Gavi pone el plato a un lado, en el mueble de noche. Y lo toma por la cintura, lo carga mientras choca sus narices, y lo sienta sobre el escritorio.

Se mete en el medio de sus piernas, y toma su cuello.

-Eres el novio más bonito de todos. - susurra cerca de su boca.

-Tú eres el novio más eficaz del mundo. - se pega a él.

El canario toma el control, comenzando con su labio inferior, succionandolo. Le gusta mucho esa sensación, la de sus lindos labios.

Pedri jadea internamente, al sentir su mano acariciarlo debajo de su playera. Saca su lengua con un camino directo contra la de Gavi, y cumple su misión, de encontrarse y acariciarse entre ellas.

-¿Podemos comer pastel, por favor? - pide el ojimarrón al alejarse.

-No - acaricia su mejilla.

-Ay, ¿Por qué? - responde al instante con un puchero.

-Es mi turno, ahora yo quiero meter mi lengua. - le dice serio

-Mira, puedes hacerlo cuando yo tenga mi pastel en la boca -  cuenta feliz.

-¿Como por qué haríamos eso?- ríe mirando su emoción.

-Porqué podemos fingir que yo soy tu mamá pájara y tú eres mi cría, así que tengo que masticar la comida para después. -  darte a tí infla sus mejillas.

-No amor, se escucha desagradable.

-Entonces vete al carajo y déjame tragar a gusto - trata de irse pero, él lo detiene.

-Pero tu tienes que hacerlo después.

-Suena justo. - besa su mejilla eufórico.

Siempre quiso saber lo que las aves sienten al alimentar a sus bebés, y hoy, su curiosidad iba a ser saciada.

Odio San Valentín (Adaptación Gadri)Where stories live. Discover now