Resentimientos

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Nota: Hola, muchísimas gracias por seguir esta historia. Lo siento si la he abandonado  por un largo tiempo entre agosto a diciembre xD.  Gracias por sus comentarios !

También estoy escribiendo otro rhaelicent, pero ese si tendrá final feliz.

La siguiente escena es una continuación del capítulo “Antesala de la caída”

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-Finalmente habrá justicia para mis nietos, para mis hijos- Le espetó con una voz llena de odio y rencor.-  También para mi padre, el intento hacer lo correcto.  Siempre supo lo que realmente eras.

Rhaenyra se echó a reír con sarcasmo- Deja de engañarte a ti misma una puta vez. Mi medio hermano no es más digno que yo, y lo sabes- Le dirigio una mirada fría, letal.  Sus ojos violeta aún tenían cierto brillo.- Se qué, alguna vez me amaste por la misma razón por la que me odias.

Eso la habría hecho sonrojar hace años, pero, con sus propias tragedias, el corazón se le había convertido en una piedra. Odiaba abiertamente a su hijastra. En su sed de venganza por el asunto de Lucerys, Rhaenyra habría mandando a asesinar al pequeño jaehaerys, y sus espías descuartizaron al pequeño maelor.

-Mandaste a matar a mis nietos- le contesto con voz sombría- Nunca podría amar a una asesina.

-Nunca aprobé que daemon hiciera lo que hizo. Un matasangre es el ser más ruin de Poniente, por eso tu hijo se está pudriendo en los siete infiernos-

Alicent le soltó una bofetada y sus manos se fueron hacia el cuello de la mujer encadenada. – No te permitiré que insultes el buen nombre de Aemond.  El fue más decente que tú cria de bastardos.  Y no me engañaras de nuevo como lo hiciste el día en que te deshonraste a ti misma. –

-¿Por qué te sigue importando a quien me cogi ese día?- Preguntó rhaenyra, como si hubiera sido lo más natural del mundo.

-Juraste en memoria de tu madre que Daemon no te toco-

-Y no te menti- respondió- Pero no tenias derecho en saber lo apasionado que fue Cole conmigo.

-¡Soy la reina regente, esposa de tu padre, tu madrastra!- Exclamó, airada y decepcionada- ¡Fui tu mejor amiga! Si me hubieras dicho la verdad…

 

Rhaenyra gruño. – Nuestra amistad murió el día en te vi embarazada de Aegon. ¿Qué hubiera sido diferente ese día? ¿Tu misma me habrías preparado el té de la luna? ¿Me hubieras dado un sermón?  ¿Qué ganamos discutiendo este asunto, Su majestad?- Le respondió, haciendo énfasis en las últimas dos palabras.

-Mi padre decía que  destruyes todo lo que tocas- Siendo honesta consigo misma, cuando le llevaron la cabeza de su padre, no sintió algo en particular.  No se desgarro el vestido ni juro venganza en contra de Daemon.  Era el precio mínimo que exigiría su amiga por el asesinato de Lucerys. Todo el dolor, todo el llanto y todo el luto, se los reservo para los mellizos de haelena. Y para su hija misma. Las personas que menos tenían que ver con toda esa sucia conspiración y bajezas. -  Cole, laenor, a tu padre, Aemond ¡Tus hijos! ¡Mis nietos! ¡A mí!  ¡Nos has hecho pedazos y ni siquiera te importa! ¡¿El trono de hierro vale tanto la pena que acabaste con tantas personas por el!?

-Podria decir lo mismo de ti- Replicó. - ¿Valió la pena el precio que pagaste por tener a Aegon en el trono?. Alicent…  Por favor. ¿No ves que ya me harté de toda esta mierda?

La reina verde se rompió.  Se puso de rodillas y se sentó al lado de su antigua amiga. -  Nada de esto habria pasado si hubieras aceptado mi oferta de paz.

-Nada de esto habria pasado si hubieras huido conmigo sobre….- La muerte de Syrax acabo por destruir las ganas de vivir a la princesa. Esa noche, murió una gran parte de ella.

-¿Por qué no me lo propusiste?-  Le reclamó como si la hubiese plantado en el altar.- De haber sabido que está Danza se iba a desatar por mi matrimonio con Viserys….-

Rhaenyra suspiro, le hizo prometerle que hablara del asunto a Aegon. Le contó de una profecia que tuvo el conquistador. Le contó de un sueño oscuro que destruiría poniente si no había un targaryen en el trono de hierro. Le contó sobre la canción de hielo y fuego. Le contó de la noche en que su padre agonizaba y  le conto su miedo de que ella no pudiera mantener el reino unido.

En ese entonces, Alicent sintió todo el peso de sus pecados caerle encima, tras una mala interpretación de las últimas palabras de Viserys.

La balada del dragón y la reina.Onde histórias criam vida. Descubra agora