12. Sinfonía Nocturna.

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El tiempo, cómo era costumbre, había pasado volando sin que nadie lo notase.

Tantas cosas habían cambiado y otras simplemente siguieron del mismo modo.

La reputación de Norman Osborn, al igual que la de Oscorp, estaban en total declive desde que se descubrieron los negocios que se solían hacer con el hombre que se hacía llamar, el búho. Éste, después de pasar varios días en prisión reacio a hablar, finalmente contó la que muchos noticieros y periódicos decían que era la cereza del pastel: Oscorp había estado en riesgo de irse a la quiebra por ello, sin pensarlo dos veces, Norman usó sus influencias para generar ingresos por fuera de su empresa, se decía que también estaba involucrado a muchas más acciones ilegales en las calles de Nueva York y todo tan solo por un par de miles de dólares.

Stark, quien no perdió el tiempo pensándolo, le ofreció nuevamente al aclamado Doctor Connors un puesto muy bien remunerado en Stark industries el cual el doctor aceptó después de varios días de analizarlo.

Por otra parte lo que siguió igual por esos meses fue la, bastante inusual, relación que Peter y Tony estaban llevando.

Inició, o al menos eso piensa Peter, la noche de navidad, cuando después de recostarse en su pecho y mirarlo fijamente a los ojos el mayor cedió ante sus deseos y lo besó.
Existían besos, esos que la sola palabra emanaba amor, cariño y deseo; y existían los otros besos, esos que eran temerosos, apurados y confundidos. Y los que ellos compartían eran más como el segundo tipo. Igualmente no le importaba ya que al parecer poco a poco iban avanzando, no había sucedido algo que resaltara entre tantos días pero siempre que estaban solos en una misma habitación la tensión y el deseo por parte de ambos era más que reconocible.

Era como si Stark estuviera al centro de un laberinto y Peter estuviera tratando a toda costa a salir de él, sin embargo no había un salida solamente había un punto medio en donde se encontraba el millonario, listo y dispuesto a todo.

Era como si Stark estuviera al centro de un laberinto y Peter estuviera tratando a toda costa a salir de él, sin embargo no había un salida solamente había un punto medio en donde se encontraba el millonario, listo y dispuesto a todo

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Stark se encontraba en la tina.
No había actividad más relajante para el mayor que tumbarse en su lujosa tina de mármol y disfrutar del agua caliente acompañada de las millones de burbujas que suavemente acariciaban su maduro cuerpo. En el pasado, cuando aún bebía, le hubiera gustado degustar un buen vino, si se encontraba de buen humor, por supuesto, por otro lado el whisky era para las situaciones en las que necesitaba flagelarse de algún modo por algo de lo cual se sentía culpable, sin embargo en ese momento solamente tenía una taza de café humeante y cargado a su disposición y un poco de música relajante.

Habían pasado tantas cosas con Peter, consigo, con su empresa, en su mente y en todos lados.
Se encontraba en la habitación de baño de la torre Stark ya que tenía una junta importante en la misma, pero la verdad solamente quiso salir del complejo ya que en la torre se sentía, de algún modo, menos solo.

Era como si estuviera en un avión con la puerta abierta y sin ningún tipo de cinturón que lo hiciera aferrarse a la aeronave. Mentiría si dijera que no le gustaba a lo que había llegado con el menor, lo cual tampoco era demasiado pues lo único que habían entre ambos eran breves encuentros de labios y luego nadie hablaba al respecto, como si fuera el apretón de manos más normal del mundo. También existían esos momentos en donde la conciencia de Tony, o quizá su culpa, le recordaba que por más tiempo que hubiese pasado Peter seguía siendo menor y que no debería haber permitido llegar hasta ese punto sin retorno.

What If... (Starker)Where stories live. Discover now