29. Asuntos Exteriores.

56 9 6
                                    

Si había algo que le molestara más que nada, era que alguien, sin importar el parentesco o la amistad que pudieran tener, se entrometiera en su vida personal.
No sabía de qué manera hacerle entender a Peter que lo que ellos tenían era solamente una amistad que rozaba el extremo del sexo, nada más.

No podía existir un punto medio en el cual solamente serían amigos o en el cual serían dos enamorados.
Ya a ese punto de su vida no sabía identificar si no estaba con Peter porque no podía o porque no quería.

Por supuesto que era una persona especial para él, aunque solía, en un pasado, acostarse con muchas personas, jamás había tenido un vínculo tan directo como ese. Había hecho tantas cosas y ninguna como las que había hecho con el chico.

Creyó, desde un principio, que aquello que tenían era enfermizo y que tarde o temprano terminaría bastante mal, pero en ese instante deseaba que no fuera así.

Mantenerse seguro con una persona, para luego volver a la interperie a sobrevivir era complicado incluso para él aunque no fuera capaz, debido a su inimagible ego personal, de admitirlo.

Lo más loco de toda esa situación era que ni siquiera estaba viajando con nadie más. Era solamente una cuestión personal que ni siquiera Peter podía enterarse, por eso el enojo era tan fuerte.
No pensaba responderle los mensajes y pensó que lo mejor era estar lejos de él, para así si éste decidía marcharse otra vez o él mismo decidía dejarlo atras, se demostraría que podría seguir igual sin el sexo del pequeño, que muy en sus adentros, ya extrañaba.

Suspiró y siguió con su trabajo.

Mientras se mantenía en la cornisa de un edificio, en lo alto, observando aquel mural, que chicos quizá un poco más jóvenes que él, hacían con mucho esfuerzo, se distraía de absolutamente todo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Mientras se mantenía en la cornisa de un edificio, en lo alto, observando aquel mural, que chicos quizá un poco más jóvenes que él, hacían con mucho esfuerzo, se distraía de absolutamente todo. Ver su máscara, esa de su traje tradicional, ese mismo que usaba en ese momento, era mejor que cualquier otro reconocimiento. Era gratificante saber que todos sentían que de cualquier cosa que pudiera sucederles, el hombre araña estaría allí para ayudarles.

Siguió con su trayecto no sin antes pasar cerca de aquellos chicos.

—¡Excelente trabajo, chicos!

Todos al observar como se columpiaba tan cerca de ellos, gritaron emocionados y vitorearon su nombre.

Sin duda alguna ser el hombre araña ayudaba a su mente y a su cuerpo. Podía olvidarse al menos un rato de toda la mierda que era su vida.

Después de un par de horas de patrullaje, recalculó sus movimientos: ayudó a encontrar un vehículo robado y a atrapar un par de asaltantes de cuarta, había sido un día bastante flojo pero era lo normal después de que acabara con todos los malos.

Mientras se balanceaba presumido de sus habilidades observó a un hombre que caminaba por las calles de Queens.
Sabía por supuesto que no podía ser Tony Stark porque si fuera así no caminaría por allí sin millones de personas detrás suyo pero aún así la duda lo carcomia lentamente.

What If... (Starker)Where stories live. Discover now