Capítulo 9.

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Dentro de unas cálidas aguas el Daiyokai comenzaba a relajar su cuerpo, realmente había tomado a la Miko de una manera diferente de las veces anteriores, quizás de esta forma se vuelva más obediente, o de lo contrario, usara el incienso de nuevo aunque tuviese un olor desagradable.

La humana tenía un tiempo ya con él, después de haber sido tomada en innumerables ocasiones no tardaría mucho en quedar en cinta. Tener un cachorro no estaba entre sus planes si le preguntaban antes, pero era una posibilidad muy grande debido a que estaba poseyendo el cuerpo de la sacerdotisa frecuentemente.

Cuando el embarazo se diera deberá tomarla con más frecuencia para transmitir su Yoki al cachorro debido a que la Miko no es una Yokai, pero al poder concebir demonios legítimos éste necesitará la energía Yokai de su progenitor.

Salió del agua y se colocó sus ya características prendas al igual que su armadura y espadas. Tenía muchas cosas por hacer: debía prepararse para la visita del Lord del Este y planear estrategias militares de combate contra el Norte si es que llegaban a aliarse. También debía llamar a una curandera para que la humana recupere el apetito, no le preocupaba, pero si está esperando a su heredero debía saberlo, por alguna extraña razón no sentía la presencia de algún cachorro en ella. De cualquier forma siempre ha sido una humana inusual.

***

Kagome despertó mareada, un dolor palpitante invadía su cabeza, al igual que el resto de su cuerpo era un caos. Su cabello era un desastre, todo su cuerpo presentaba marcas de los colmillos del Yokai y estaba adolorida, incluso su mandíbula y garganta dolían, sin mencionar su vientre, el cual también fue víctima del Demonio.

Recuerdos llegaron a su mente, tiñendo su rostro de manera intensa al rojo vivo. No encontraba el sentimiento correcto para expresarse, estaba furiosa, no solamente fue abusada, sino también drogada, no podía moverse a voluntad, era como si su mente fuera prisionera de su cuerpo, ¿Será similar al celo que experimentan los Yokai?.

Su mirada fue atrapada por la presencia del culpable de aquella situación, tenía el cabello húmedo como si recientemente hubiera salido de tomar un baño, su rostro lucía con la fría indiferencia que lo caracterizaba, le molestaba nunca saber lo que pensaba o notar alguna pizca de arrepentimiento en sus ojos.

Solo cruzaron miradas, ella lo observaba con desprecio y él caminaba como si no tuviera nada qué decirle.

-Mujer...deberías mirar a tu Señor con respeto y sumisión. Si no obedeces tomaré medidas drásticas para asegurarme que lo hagas.- Sesshomaru se acerca a Kagome con una mirada amenazante. -Eres mía y harás lo que se te ordena a no ser que quieras seguir experimentando las consecuencias.- La observa de pies a cabeza, expresando con su acción que lo que le hizo la noche anterior era consecuencia por haberlo desobedecido en anteriores ocasiones.

Sin decir más salió de la habitación para terminar con sus deberes.

Ayumi tocó la puerta y entró con un kimono en mano y algunos accesorios.

-He venido a ayudarle con su aseo.- ayudó a la sacerdotisa a ponerse de pie y se dirigieron al imponente baño en esa habitación.

-El incienso que encendiste anoche qué es lo que contenía.- Preguntó seria.

-Es un afrodisíaco que suelen usar los nobles para provocar el celo en la pareja, nosotros nos reproducimos anualmente, los Yokais poderosos a veces requieren un heredero lo más pronto posible y suelen recurrir a su uso. Las hembras Yokai debido al celo secretamos feromonas, las cuales atraen a la bestia de los machos y hacen que pierdan el control y se vuelven más violentos al poseernos.

-Me siento un poco indispuesta desde que desperté. ¿Es algún tipo de efecto por su uso?

-Como es usado por mujeres Yokais debe ser más fuerte en humanos.

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