━━ CAP. 01 ⁀⋱‿ ♡

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⋆ [  El peso de la responsabilidad. ❞]

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Neva

Hoy es un nuevo día. Me encuentro sentada frente al escritorio de la oficina de la casa de mis padres, rodeada de papeles y números. Una sensación de frustración me embarga; una plaga ha devastado nuestras preciadas parras de uva y me encuentro en la ardua búsqueda de una solución. He estado indagando sobre un pesticida que pueda erradicar el problema, pero dada la extensión de nuestro terreno, la cantidad requerida supone una inversión considerable, una suma que supera los fondos de mi cuenta bancaria

Desde entonces, mi anhelo de ver una mejora se intensifica con cada amanecer. Al despertar, contemplo desde la ventana de mi antigua habitación las hileras de parras que una vez lucieron un verde brillante, ahora marchitas y con hojas muriendo. Siento un nudo en el estómago. Este viñedo es más que un simple negocio para nosotros, es nuestra vida, nuestro legado.

Además de la plaga, hay otros problemas que amenazan con arruinar todo por lo que hemos trabajado. El sistema de riego ha estado fallando últimamente, causando que algunas áreas se sequen mientras que otras se inundan. Ni siquiera podemos recurrir al agua del lago cercano, ya que hace algunos meses atrás un barco colisionó con otro, derramando petróleo en sus aguas. Y para agravar la situación, el clima ha sido impredecible, con heladas inesperadas que amenazan con matar las parras restantes.

Me siento exhausta, tanto física como mentalmente.

No sé qué pensar, pero tampoco quiero caer en el pesimismo. Lo que añade un sabor amargo a la situación es saber que mi padre continúa retirando dinero de la caja de ahorros familiar, justificándose como gastos para el tratamiento de mamá. Cada vez que veo el saldo disminuir, siento que soy una mala hija por andar revisando todo los movimientos bancarios. Es mi madre, por supuesto que quiero que reciba el mejor tratamiento posible, pero a este paso, pronto no quedará nada.

Además de eso, las clases de danza artística de Lily, mi hermana menor, están en riesgo. En unos días, no podré pagar la cuota. Hace apenas tres meses la inscribí para que se distrajera y ya estaba emocionada. Había estado practicando incansablemente, ansiosa por mostrarle a mamá todo lo que había aprendido una vez que saliera del hospital. La idea de tener que decirle que no puede continuar con las clases me desgarra el alma. Al menos uno de nosotros debería estar exento de todo el caos que nos rodea.

Con un suspiro de frustración, me levanto. El cuero de la silla cruje en protesta, un eco solitario en la vastedad de la oficina. Mis dedos se cierran alrededor del asa de mi bolso. Me detengo un momento frente al espejo de cuerpo entero que adorna la oficina, mi reflejo devuelve la imagen de la vestimenta que llevo. Una blusa negra ajustada con mangas largas y botones en la parte delantera, que se combina a la perfección con unos pantalones negros de cintura alta asegurados por un cinturón. El conjunto resalta mi figura de manera favorecedora, aportando un aire de confianza y profesionalismo; algo que realmente necesito en estos momentos. Mi abrigo negro, que espera pacientemente en el perchero, parece ansiar envolverme en su calidez reconfortante. Con una última mirada a mi reflejo, tomo mi abrigo y salgo de la oficina, dejando atrás el eco de mis pasos.

La puerta de la oficina se cierra suavemente detrás de mí. Al llegar a las escaleras, bajo con cuidado, apoyándome en la barandilla fría. Mi mente está llena de tareas pendientes en la ciudad, entre ellas, buscar un patrocinador para nuestra nueva marca de vino. A mitad de camino, veo a nuestro cuidador de la casa, un hombre de edad avanzada con una sonrisa amable. Le hago una seña y él se acerca, sus ojos llenos de curiosidad.

Falso Armisticio  © | Editado ✔ |Where stories live. Discover now