{Si Jung Hoseok no le hubiese pedido que faltara a clases y le ayudase a escoger un anillo de promesa, tal vez Heo JiWon no se hubiese sentido tan culpable por enamorarse del novio de su mejor amiga.
Ella solía pensar que todo era blanco o negro per...
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HS:¿Jiwon viene contigo al partido? Le escribí a Kim Yeonwoo el sábado al mediodía apenas nos enviaron a los vestidores a tomar un descanso.
Oficialmente habían pasado 24 horas sin noticias de Jiwon. No quería alertar a nadie más de lo necesario, por eso no les dije nada al respecto. Es posible que sólo estuviera siendo ridículo y paranóico. EunBi no era una villana de televisión, no secuestraría a la noble protagonista ni la enviaría en un barco a áfrica.
No, ¿verdad?
Debí haber ido a buscarla apenas salí de Bangtan, pero, seamos sensatos, no podía solo aparecerme en el apartamento de Eunbi a mitad de la madrugada queriendo entrar a la fuerza. Tal vez habría sido buena idea esperar fuera de su edificio esperando tener un vistazo de ella, solo para asegurarme que estaba bien; pero dado que teníamos un partido importante cerca de la una de la tarde, tuve que correr al entrenamiento apenas desperté.
Sentado en el banco frente a mi casillero abierto, con mi cabello y ropa sudada, tamborileé con mis dedos sobre mis rodillas esperando una respuesta.
—¿Con quién te estás escribiendo? —preguntó Namjoon, acercándose detrás de mí y quitándome el teléfono de la mano antes de que pudiera detenerlo— Has sido excesivamente cuidadoso, y has estado un poco demasiado feliz durante toda la semana. ¿Conseguiste una chica nueva de la cual no quieres que nadie sepa?
Justo en ese momento sonó mi teléfono. Con una sonrisa, Namjoon echó un vistazo a la pantalla..un segundo antes de que su expresión muriera.
—Hijo de puta. —Dejó caer el teléfono y se lanzó hacia mí, derrumbándome desde la banca hacia el suelo.
—¿Qué...? —Levanté mis manos sobre mi rostro para protegerme luego de que mi cabeza chocó contra el suelo mientras él me sujetaba por el pecho. Podría haberlo empujado, pero me encontraba demasiado sorprendido de verlo tan enloquecido.
—¡Eh, eh, eh! —gritó Jimin, apresurándose cuando nuestro capitán envolvió sus manos alrededor de mi cuello— ¡Suéltalo! ¿Qué demonios haces? —Intentó sacar a Kim de encima, pero éste no se movía.
