Prólogo

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Sus ojos miraban a la luna, buscando más de una sola respuesta, quería saber que le había hecho merecer tal cosa

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Sus ojos miraban a la luna, buscando más de una sola respuesta, quería saber que le había hecho merecer tal cosa. La vida estaba llena de atrocidades, pero nunca, en su sano juicio, llegó a pensar que algo así le pasaría a él, por lo menos no tan pronto como lo sucedido. Hasta ayer, estaba todo bien, ¿por qué el universo lo castigaba de esta forma?

El era Hwang Hyunjin, y hace unas horas, se le ha hecho la llamada más triste de su vida. Su abuela había muerto, y para ser sinceros, su cabeza no estaba lista para tales palabras. Nunca se planteo cuál sería su reacción o sentimientos. No es como que te preparen para este tipo de asuntos desde pequeño, ¿qué podía hacer?, ¿llorar y luego superarlo?, ¿pretender que nada pasó y vivir con ese vacío? No tenía idea de que estar pensando, o como saldría adelante, incluso ahora solo podía mirar a la nada con su teléfono casi colgando de su mano y lágrimas sangrando de sus ojos. No podía hacer más, simplemente no.

Sabía perfectamente que nada es para siempre, y como toda persona, naces y mueres. Pero, ¿realmente ese es el propósito de la vida?, ¿nacer y morir?. Naces, te preparas para vivir la vida, la disfrutas y aprendes, ¿y luego mueres? Tal vez para la persona ya fallecida sea solo eso después de la muerte, pues a su criterio, solo te conviertes en polvo, como las plantas, no reencarnas, no hay un cielo, mucho menos un nuevo mundo, simplemente no había nada. Pero, ¿los que quedan merecen sufrir su partida? Prácticamente la vida te enseña a amar y aprender a perder.

Quizás está dando muchas vueltas al asunto, tal vez debería de ver por el gran descanso que tiene ahora su abuela. Ya no soportará más de este mundo en constante destrucción. Pero él todavía lo hace, y no sabe si está preparado para eso.

Ahora mismo tiene que ducharse y secar sus lágrimas, pues quiere y tiene que estar presentable para el funeral de quien fue como una madre para él, su inspiración, y su ya nuevo ángel fallecido.

La ducha fue deprimente, no tenía ni un poco de ánimos de arreglarse o sentirse limpio. No quería ir al entierro, se quería quedar con una perspectiva alegre de su abuela, no con ella en el cajón, probablemente tendría pesadillas después.

Mientras se aplicaba shampoo en su cabello, varios recuerdos llegaron a su mente. Y aunque la mayoría eran felices, otros lo dejaban pensando, como la vez que su abuela le comentó que quería estar en un cajón, no en cenizas o sirviendo como abono para un árbol que el cuidaría. Ella quería permanecer donde mismo que sus padres, sin importar siquiera que pudiera ser comida de gusanos.

Nuevamente lágrimas cayeron de sus ojos, aunque, ¿alguna vez lo dejaron de hacer? Tenía que acabar con esto rápido antes de deprimirse más, si es que eso era posible. Carajo, ni siquiera había estado en sus últimos minutos de vida.

Se vistió de color celeste, y, aunque no era el típico negro, sabía a la perfección que ese era el color favorito de su abuela, y tonalidad que quería que él portara el día de su descanso final.

Condujo hasta Servicios Sociales, donde ya lo esperaba el que era abogado de su abuela, el señor Park, quien le ayudaría a sacar el certificado de Servicio funerario. Quien le diría que se hará de ahora en adelante.

-Buenas tardes, señor Hwang. Es un placer volver a verlo- Cordial y con sincera empatía le saludó el señor Park, estirando su mano, esperando un apretón de vuelta, pero entendía perfectamente el porqué este no llegó.

-Me gustaría decir lo mismo, pero ambos sabemos el porqué de nuestro encuentro- Quería que todo terminara, llegar a su casa y tener el permiso de derrumbarse en la que era la cama de su abuela. A lo mejor estaba mal aferrarse a cosas materiales y no dejar ir, pero él acaba de perder a su único familiar, y cree tener el derecho de hacerlo.

-Comprendo. Bien, así haremos las cosas, ocupo que firme la acta de defunción y también los gastos funerarios...

De todos los futuros que se imaginó, nunca creyó tener este, uno donde solo es él parado frente a un cajón, escuchando muy ligeramente como la cera de las velas se derriten, y una fuerte corriente le recorre el cuerpo.

Llegar a casa se siente vacío, como si ese no fuera su hogar. Está todo tan callado y sin alegría. Oscuro aunque tenga todas las luces encendías.

Casi por inercia, avanzó hasta lo que era la habitación de su abuela, esa habitación donde ella se ponía sus cremas para las arrugas, todavía huele a ellas. Se recostó en la cama, oliendo a profundidad su fragancia impregnada. La extrañaba tanto. Las lágrimas regresaron, y entre lamentos, se quedó dormido, soñando que ella estaba otra vez aquí, acariciando sus cabellos mientras le decía que todo estaba bien.

 Las lágrimas regresaron, y entre lamentos, se quedó dormido, soñando que ella estaba otra vez aquí, acariciando sus cabellos mientras le decía que todo estaba bien

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Un nuevo lindo pensamiento [Hyunlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora