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¿Qué pasaría si los mejores criminales del país trabajaran juntos por un fin desconocido?
Sin embargo, todo oscurece cuando un nuevo propósito le da fin al mundo que creían conocer. Años atrás, el señor Wolf reunía a los seis nombres más buscados...
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A S M O D E O
Las pesadillas se reúnen todas las noches.
Unas más que otras, luego de la tortura.
Luego de las drogas que me recetaron.
Se mezclan con todas las anteriores y forman nuevos espacios.
Nuevos episodios.
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Levanté las cartas, estudiando a mis oponentes. Sus sonrisas se asomaban tanto como las fichas apostadas. Como los naipes que deslizaban por debajo del asiento.
Los tenía acorralados.
El hombre a mi izquierda, enseñó las cartas sobre el terciopelo rojo. La comisura de sus labios se levantó con grandeza. Sus ojos se movieron hacia uno de los contrincantes, el cual soltó el juego con molestia. Detrás de él había una chica de cabello oscuro y ojos marrones, su sonrisa era elegante e hipnotizante. Volví a mirar los naipes y volví a mirarla cuando la descubrí detallando en mi dirección. Un largo vestido rojo contorneando sus caderas, al igual que los brillantes pendientes que colgaban de sus orejas. Dejé el juego sobre la mesa, destruyendo por completo al falso ganador. Antes de comenzar la ronda, le entregó un cheque al joven que mezclaba la baraja. Me llevé el premio sin darle demasiada atención.
Mi vista estaba en el lugar donde la joven había desaparecido.
Aparté el asiento y me despedí de los demás, sacando una tarjeta blanca del bolsillo de mi blazer, deslizándola en el traje de uno de los comensales. Le pedí disculpas a una mujer por chocar con ella, guardándola en su bolso, la bebida escarlata en su copa casi se derrama sobre mí.
Ingreso al pasillo solitario, dejando las máquinas y la mesa de pool detrás de mí. Las puertas se cierran. Desabroché el blazer negro sobre mis hombros y lo dejé caer a un costado. El chaleco antibalas cubría mi abdomen mientras levantaba la ACP junto al silenciador aplicado, caminando con sigilo entre las puertas doradas. El pasillo se mantuvo completamente en silencio al acomodarme el auricular sobre la oreja derecha.
