𝑻𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂

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A pesar de los pocos y inexpertos consejos de Violet, Charlie no logró captar las verdaderas intenciones de cómo ser el chico adecuado para Leena. En lugar de enfrentar sus problemas sentimentales de manera saludable, Charlie los ahogaba en fiestas y en cualquier chica que se cruzara en su camino.

En una de esas noches de fiesta, Charlie se encontraba en una enorme casa, llena de amigos que ni siquiera podía contar con los dedos. La fiesta estaba en su apogeo, con chicas hermosas y diversión por todas partes. Charlie bebió en exceso, terminando por vomitar en una fuente y quejándose con sus amigos. Bailó y volvió a tomar, incluso se encerró en una habitación con una chica, pero regresó con sus amigos apenas dos minutos después.

En medio de la multitud, sus ojos se encontraron con los de Leena, que lucía sobria y hermosa en un vestido celeste. Era completamente irresistible. Sin embargo, parecía que ella se estaba yendo debido a las altas horas de la noche. Charlie supuso que iba a caminar de regreso a su casa, ya que no quedaba muy lejos de allí.

Vio en eso la oportunidad perfecta para acercarse a ella.

Charlie se dirigió a sus amigos, todos igual de ebrios que él.

—Ya me voy, mi hermana quiere que la recoja de la escuela —excusó Charlie, aunque su explicación no fue la mejor. Pero como todos estaban igual o peor que él, no les pareció extraño que Violet saliera de la escuela a medianoche.

Charlie salió de la casa en busca de Leena, pero no la encontró en ninguna parte. Decidió subirse a su coche y arrancar, con la esperanza de encontrarla en el camino.

No tuvo que avanzar mucho cuando vio a Leena caminando por la orilla de la carretera. Charlie redujo la velocidad del coche para ir a la par de ella, y cuando Leena volteó y se dio cuenta de su presencia, dio un salto de susto.

—¿Te asusté, preciosa? —dijo Charlie, apoyando una mano en el volante y la otra en el umbral de la ventana.

Leena rodó los ojos, cansada de la actitud de Charlie, de cómo la llamaba y luego la descartaba una y otra vez. Pero no podía evitar sentir algo por él.

—¿Te perdiste? —dijo Leena sarcásticamente, abrazándose a sí misma. —Digo, porque deberías seguir tu camino.

—Súbete, hace frío —dijo Charlie, en un tono serio.

Leena se mantuvo firme en su postura, mirando hacia adelante.

—¿Y qué? ¿Vas a llevarme a casa? No lo creo —respondió Leena, con cierto resentimiento en su voz.

Charlie sabía que había lastimado a Leena en el pasado, y comprendía su desconfianza.

—Es peligroso caminar sola en la noche —insistió Charlie, tratando de mostrar su preocupación genuina.

Leena se volvió hacia él, con una mirada de desafío en sus ojos.

—¿Qué me van a hacer que tú no hayas hecho ya? —dijo Leena, dejando en claro que no confiaba en él.

Charlie apretó la mandíbula, consciente de todas las acciones que había cometido. No le había costado mucho dejar atrás a las chicas con las que estuvo, pero con Leena era diferente.

Con determinación, Charlie aceleró y estacionó el auto en una curva, lo suficientemente lejos de Leena para no lastimarla, pero lo suficientemente cerca como para detenerla.

—Sú-be-te —deletreó Charlie, intentando convencer a Leena de subir al auto.

Leena lo desafió con la mirada, pero finalmente accedió. Rodeó el auto y trató de abrir las puertas traseras, pero estaban cerradas. Así que decidió subirse al asiento del copiloto.

𝙤𝙗𝙨𝙚𝙨𝙨𝙚𝙙 |𝘢 𝘞𝘢𝘭𝘬𝘦𝘳 𝘚𝘤𝘰𝘣𝘦𝘭𝘭 𝘍𝘢𝘯𝘧𝘪𝘤|Where stories live. Discover now