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—Dale boludo, no podés ser tan inculto.
—Vos sabés que a mí la actuación no me importa Juani.
Juani se apoyó en el mostrador y soltó un suspiro.
—¡Es Enzo Vogrincic! E–N–Z–O. ¡Todas las chicas se mueren por él! Es re guapo el tipo.
Matías solo le dedicó una sonrisa y se ocupó en ordenar todo para iniciar el día.
Juani emitió una queja.
—Aún no puedo creer que no lo conocés, boludo. ¡Es un actor de primera!
—Y yo aún no entiendo que tiene que ver ese tal Enzo con nosotros.
Juani se colocó el delantal mientras esbozaba una encantadora sonrisa.
—¡Qué él sabe sobre nuestro café, Matu! ¿Acaso no entendés? ¡Somos famosos!
Matías arregló su cabello lo más que pudo e inició su día con una taza de café caliente. Era una rutina diaria que solo compartía él y Juani.
Una rutina, que a su parecer, era el significado de perfección imperfecta.
—Dejá de hablar boludeces y empezá a limpiar todo —con sus dedos rozó el cartel colgado en la puerta. Lo giró; dando inicio a su día—. Blas dijo que no vendría, tiene pendientes de la Universidad.
Juani ahogó una queja; entendiendo que tenía que hacer doble trabajo ese día.
Emanó injusticia.
—Che, no es justo —Matías negó con la cabeza y soltó una risa—. Encima le pagamos al boludo. Mínimo debe venir, ¿no?
—Él prefiere hacer todo a tiempo, no como otros.
Juani captó la indirecta y expresó indignación.
—Para tu información, la vieja bruja de la maestra no mencionó nada sobre la fecha de entrega. ¡Casi me jode el semestre! Qué maldita esa vieja.
El aroma a café inundaba el lugar. Un aroma que le brindaba una calma tan gratificante y pura.
Matías se apoyó en el mostrador y estiró sus brazos con una sonrisa en el rostro. Emanaba optimismo.
Mientras, Juani acomodaba todo en el mostrador antes de que los clientes llegaran. Siempre con un aroma tenue y terso que transmitía tranquilidad.
Para ambos, la cafetería era más que un lugar de trabajo. Era un segundo hogar, una parte más de casa donde se respiraba calma. Comodidad.
El frío de la mañana se sentía en las calles. Una capa helada que instaba a un instante cálido del hogar.
Matías sentía el día hermoso, gratificante. Un día calmado después de una semana desastrosa. Los fines de semana siempre le transmitían calma, una calma que agradecía.
