Capítulo 2: la niebla

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—Antes de irte aquí te entrego una carta. Tranquila, no la he leído. Está tal y como me la entregó tu tía.

—Gracias —esbozo con un deje de agradecimiento.

—No hay de que.

Salgo del despacho y bajo a través de la escalera negra metalizada para saludar el frío invernal de la calle. Junto mis manos y después de soltar un vaho de humo las agito con rapidez para ver si entro en calor. Sin embargo, se siente el frío de la noche a través del viento que se mueve con fuerza. Camino a paso rápido hacia la entrada del metro y una vez dentro me dirijo a la línea tres en dirección a Argüelles. En el trayecto mi mente se queda estancada en aquel momento y me pregunto qué habrá escrito en la carta.

El vehículo nombra la estación por el altavoz varias veces antes de detenerse. Pulso el botón azulado sobre la puerta y se abre de forma automática por la que muchas personas se pelean tanto por entrar como por salir. Un pitido suena y eso vuelve más nerviosa a la gente. Me uno a ese sentimiento común e intento sobresalir entre la multitud. Salgo en dirección de mi siguiente destino y al correr doy gracias por usar mi limitado tiempo libre para hacer deporte, de lo contrario ahora me encontraría con flato y muy cansada.

Justo en el mismo instante que bajo las escaleras aparece el metro de la línea cuatro en dirección a San Bernardo. Mi mente se encuentra envuelta de curiosidad. Necesito saber que tiene escrito en la carta. Sin embargo, me encuentro un poco triste, una vez termine de leer lo escrito nunca más tendré noticias de mi tía. La vida en ocasiones toma giros inesperados, en ocasiones estás genial y luego recibes un golpe de realidad; todos nos vamos algún día pero no nos damos cuenta de eso hasta ser demasiado tarde.

Con lágrimas en los ojos viajo todo el trayecto en absoluta soledad, es curioso el submundo que hay en cada línea; algunas puedes sentirte como si paseases por la plaza del sol mientras otras son un remanso de paz. El silencio que hay en la salida me estremece un poco al verme sola en medio de la oscuridad de la noche. Si es cierto que hay iluminación por las farolas de alrededor, quizá solo me estoy alarmando por el caso reciente donde varias jóvenes resultaron asesinadas en un parque cercano. Tampoco ayuda el tener tanto silencio cuando no hay nadie, ¿por qué no hay nadie si es viernes? Encima no llega a ser ni las once.

La suerte es que el fuerte viento me hace olvidar esos casos de asesinatos y camino con más agilidad para resguardarme dentro de casa.

Un buen vino sirve de acompañamiento para la lectura que no me atrevo a hacer. Descorcho el tapón y lleno la copa de aquella bebida del color similar al burdeos. Muevo el cristal para que el líquido oxigene, para luego oler maravillada su exquisita fragancia. Definitivamente esto es lo mejor del mundo.

Dejo la copa sobre la mesa y con un movimiento rápido abro el sobre y leo de una vez las últimas palabras escritas por mi tía Pandora:

Querida Laura,

Me entristece tanto que leas esto, sino estás curioseando como siempre, significa que estoy muerta. La vida es muy corta y deseo de corazón la disfrutes lo máximo posible. Eres mi sobrina y estoy agradecida de tener una pupila tan despierta. Sin embargo, no me queda mucho tiempo en este plano terrenal. Estate tranquila, si nos separamos siempre podremos reencontrarnos porque nunca te olvidaré.

Tanto he insistido en que tuvieses veintiún años por el tesoro tan preciado que habrás recibido después de mi funeral. Guárdalo y no se lo muestres a nadie, si cayese en las manos equivocadas sería el fin de la realidad como la conocemos.

Se trata de un artilugio muy antiguo y en cada reloj de nuestro mundo abre una ventana con el mundo de los duendes; estos son los encargados de hacer correr el tiempo tal y como lo conocemos; a su vez, son los encargados de cumplir un deseo por persona. Esa es la razón por la que quiero entregarte esta reliquia familiar. Sé que con los veintiún años que tienes podrás obtener una sensatez descomunal. Sin embargo, debes tener cuidado porque si no lo tomas con la suficiente seriedad la magia se puede descontrolar. Si eso sucediese, las consecuencias serían desagradables para todo el mundo.

Dualidad temporalWhere stories live. Discover now