Capítulo 8

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Despierto de repente al escuchar unos golpes fuertes en la puerta.

-¿Qué hora es?- Le susurro a Emma, que también parece sorprendida por el llamado.

-Las ocho y media- Responde mirando el reloj de la cómoda.

-Mierda, me quedé dormida- Me quejo mientras me incorporo rápidamente.

Quien sea que esté detrás de la puerta vuelve a llamar, así que me apresuro a arreglar las arrugas de mi chaqueta y pantalón para que no parezca que estuve echando una siesta. Emma procede a abrir y es David el que aparece frente a nosotras.

-Buenas noches. ¿Estáis listas? Si no es así no tengo problema en esperar- Informa con caballerosidad.

-No, no te preocupes. Ya estamos- Digo rápidamente.

-Bien, entonces vayamos. Ya están allí casi todos.

Ambas salimos de la habitación y en el pasillo nos encontramos con Kai, pues supongo que también fue avisado por David. Efectivamente, el ambiente se ha vuelto raro y verdaderamente me apena. Él no dice nada y ni siquiera mira a Emma. Ella al inicio actúa de la misma manera, pero me percato de cómo lo mira de reojo un par de veces mientras caminamos por los pasillos hasta el comedor.

Por suerte el trayecto dura poco y, unos minutos después, entramos en un inmenso comedor en el que hay decenas de mesas ocupadas parcialmente. Nosotros nos acercamos hasta la mesa del líder y sus allegados, donde ya nos han reservado unos sitios, bajo la mirada de todos.

Me sorprendo al ver a Will charlando y comiendo animadamente. Para mí siempre ha sido un hombre tranquilo al que le gustaba la paz y la tranquilidad y esto... Ciertamente voy a tardar un tiempo en acostumbrarme.

Kai, Emma y yo nos sentamos enfrente de Jonathan, Will y otro hombre del cual no sé su nombre. David en cambio rodea la mesa para colocarse al lado de su padre. Me percato de que también se encuentra la mujer que vino a casa, Barbara, un par de puestos más allá. El resto son completamente desconocidos para mí.

-Buenas noches- Nos saluda Will con efusividad.

Le correspondo solo yo, mientras Kai y Emma se mantienen en silencio, uno a cada lado de mí. Opto por hablar de algo rápidamente para que no resulte tan obvia la incomodidad del ambiente. Intento pensar en algo, cualquier cosa, pero desgraciadamente sólo se me ocurre un tema que captaría la atención de todos con seguridad.

-¿Sabéis lo que nos ocurrió en el desfile?- Inicio arrepintiéndome de inmediato.

Emma y Kai parecen volver a la realidad por un momento para mirarme con incredulidad y les entiendo. ¿Por qué tengo que ser tan bocazas? Esto ya me ha pasado dos veces en esta semana y la primera ya me causó problemas. Will y el resto me observan con interés al escuchar lo que acabo de decir.

-¿Fuisteis al desfile?- Pregunta David con curiosidad.

-Ehh, sí. Creímos que sería interesante y además nos pillaba de paso- Miento a medias. Yo nunca creí que fuese a ser interesante, sólo fui por Emma, pero al final resultó ser un día de locos.

-¿Y qué sucedió?- Pregunta Will, con un deje de preocupación entendible.

Miro de reojo a Kai , pero él me hace un gesto con el cual me da permiso para contar lo que ocurrió realmente, así que me decido a iniciar el relato.

-Cuando estábamos llegando, Kai se comió unas setas. Luego, nos atacaron unos ladrones a los que logró convencer de que las setas eran mágicas y les entregó las que le quedaban a cambio de que no nos robaran- Empiezo a contar, observando cómo la mayoría alzan las cejas ante esto último. Si esto ya les sorprende, no sé qué van a pensar del resto de la historia, especialmente Will.

El despertar de los caídos (#1) Where stories live. Discover now