Capítulo 50

152 39 0
                                    

Me miro en el espejo y suspiro con tristeza cuando observo mi imagen. El vestido es exactamente como lo recordaba, azul claro casi al completo, excepto por las decoraciones florales en color blanco en la parte del tórax y algunas en la falda.

Sin embargo, cuando era pequeña llevaba tirantes y ahora no. La parte de arriba deja los hombros al descubierto, con un escote en forma de corazón y se entalla perfectamente en mi cintura. A partir de ahí cae la falda de tres capas, ancha y espesa, llegando hasta el suelo.

Unos minutos después llegan un par de criadas con la orden de hacerme un buen peinado, así que me sientan frente al tocador. Crean un recogido formal con una corona trenzada y luego lo adornan con unas pequeñas horquillas con detalles brillantes para lograr un aire más femenino y delicado.

Me veo hermosa, incluso más que eso, pero ahora mismo no soy capaz de apreciarlo realmente o sentirme feliz por ello. Al fin y al cabo, voy a ir a un sitio que va a estar lleno de personas que sólo se van a burlar de mí y que quizás lo utilicen en mi contra.

-Pues ya está- Anuncia una de las dos chicas. -No se lo toque mucho para que no se deshaga y quedará casi perfecto durante toda la noche.

-Maravilloso- Respondo sin ánimos.

-Los guardias los están esperando fuera- Informa, ignorando mi comentario.

Mis hermanos y yo salimos al pasillo. Ellos están tal y como los recordaba, con una camisa de color blanco frío cubierta por una chaqueta de traje azul claro y unos pantalones del mismo color.

Los tres caminamos en silencio, cabizbajos, entre dos grupos de guardias. Unos delante y otros detrás. Esta vez nos obligan a darnos la mayor prisa posible para llegar, así que no tengo mucho tiempo de pensar antes de ser empujados dentro del gran salón en el que se celebra el evento.

Hay bastante gente, aunque no tanta como esperaba. Todos llevan trajes o vestidos formales y están reunidos en grupitos, comentando, riéndose y sujetando sus copas.

Qué diferente es su situación comparada con la nuestra. Me darían envidia si no fuese porque si están aquí es porque apoyan a Thomas, y yo jamás podría tener envidia de alguien que pensase como él.

Al principio nadie nos ve, pero uno de los guardias va a avisarle al rey de nuestra presencia, que está hablando en el grupo más grande.

-¡Pero mira quiénes están aquí!- Grita, llamando la atención de todos. -¡Los hermanos Antilles!

Todos se giran hacia nosotros mientras él se acerca con lentitud, con una amplia sonrisa adornando su rostro.

-Hoy es una ocasión especial, porque tenemos con nosotros a su joya más preciada, la princesa Haley. Un aplauso para ella, por favor.

La vista de todos se centra en mí mientras aplauden y no puedo evitar sentir una enorme incomodidad cuando noto cómo me analizan con interés, tanto hombres como mujeres.

Me miran de arriba a abajo como si fuese un producto en exhibición, aunque en estas circunstancias... Probablemente lo sea. Siento que estoy perdiendo la dignidad por completo, y si yo en apenas un día y medio lo he sentido... No me imagino cómo se habrán sentido mis hermanos y mis padres en diez años. Yo creo que no habría podido soportarlo, no soy tan fuerte.

-Estás espléndida- Halaga. -Lo cual es impresionante, teniendo en cuenta lo que llevas puesto.

Parece que espera que le dé las gracias o algo, pero me limito a mantenerme callada sin bajar la mirada.

-Es tan feo como lo recordaba- Continúa burlándose y se escuchan algunas risas en la sala. -Aunque es difícil que sea bonito, teniendo en cuenta de qué reino proviene.

El despertar de los caídos (#1) Where stories live. Discover now