Capítulo 28: Las cosas que no se entienden

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"Tú sientes la embriaguez del viento

Con alas de cera en la espalda

Voy a encontrarme con esa altura

Si quieres detenerme, vuelve a intentarlo"

.

.

.


Pollux arqueó una ceja mirando a la chica frente a él. Cabello rubio platinado cayendo suavemente por sus hombros, piel blanca y limpia, de apariencia suave. Labios carnosos, bastante deseables si él mismo era honesto. Además de unos bonitos ojos marrones, con una mirada naturalmente coqueta y un aire juguetón a su alrededor, que acompañaba perfectamente bien su vestimenta (que no era más que su uniforme mal acomodado). Ella era un espectáculo agradable a la vista, especialmente cuando parecía tan dispuesta a jugar un poco. Toda ella era Marlene Mckinnon. Él la conocía. Y la conocía bastante bien, si consideraba que en algún momento (cuando él todavía era Sirius), fueron algo así como una pareja no oficial.

—Hey, hola. —él la saludó. El tono juguetón en su voz apareció sin que siquiera pensara en detenerlo, pero a Pollux no le importó. Ese era él en su estado natural de todos modos.

Su espalda se apoyó contra la pared del pasillo, con los brazos cruzados, mientras miraba a la chica que era de su edad. La diferencia de altura entre ambos fue notoria, incluso si la niña en realidad era un poco más alta que las demás de su edad.

—Black. —ella lo saludó. Una sonrisa jovial en sus labios, su tono juguetón igualando el suyo. —Te vi mirando hoy.

—Oh, ¿lo hiciste? —él alzó ambas cejas, mientras sacaba la pequeña caja de cigarros en su bolsillo.

—Si. —ella asintió. —Te vi mirándome hoy y ayer, y antes de ayer y desde que llegaste a esta escuela. —sus ojos marrones brillaban tan vivaces como Pollux lo recordaba. Su pecho se calentó cariñosamente. —¿Por qué?

—Bueno, ¿no te gustaría saberlo? —él se burló, mientras ponía un cigarro en su boca y lo encendía, dándole una calada.

Marlene lo miró con interés.

—Por supuesto. —ella contestó. Una mirada juguetona en su rostro. —¿Te gusto, Black? —ella ronroneó, con picardía.

Pollux se rió. —Lo siento, cariño. Pero tienes al Black equivocado. —él dio una calada a su cigarro. —Pensé que Sirius era más tu tipo.

—Te acercas bastante a lo que es mi tipo. —esta bien, Pollux estaba admitiendo que ese coqueteo fue bastante refrescante para él. Le gustó. —¿Puedo...? —ella le preguntó.

—Sé mi invitada. —Pollux observó con interés cuál sería su siguiente acción, mientras daba una calada al cigarro, expulsando el humo justo en la cara de la chica, quien no pareció molesta, sino que más bien divertida.

Marlene, en un acto completamente atrevido, estiró una mano hacía Pollux, quitándole suavemente el cigarro y colocándolo entre sus propios labios, mientras le sonreía pícaramente. Pollux solo la observó, las cejas alzas con una pequeña sonrisa de labios cerrados en su boca. Su mirada intensa pareciendo alentar a Marlene a continuar con lo que sea que estuviera haciendo.

La chica dio una calada al cigarro y luego soltó el humo, indiferente. Fue obvio que ella estaba acostumbrada a fumar. A él no le importó.

—Realmente sabes como tentar a un tipo. —él habló. Su voz baja y profunda, agradable.

Ella soltó una risa. —¿Funcionó?

—Como dije, cariño, tienes al Black equivocado. —él le dijo y la chica se encogió de hombros, como si no le importara. —Tal vez si pruebas con Sirius tendrás más suerte.

Ad Finitum: Reborn (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora