Capítulo 10: Indirecta bien directa

4 2 2
                                    


Dormí un rato mientras hacía la cena. Alguna que otra vez, me despertaba con los jadeos de Ares y Asea. Al final, acabaré pensando que son ninfómanos. Es que, hasta molesta.

_ ¡A cenar!_ grita Woki. Después, aparece por el umbral de la puerta. _Querida princesa, vengo a ver qué tal va su herida.

_ Woki, ¿qué hay parrrra cenarrrr?

_ Asea, para ti hay xubnome, para los hermanos hádicos pan plateado con sapobev y para Idril y su padre, comida típica de los elfos.

_ ¿Porrrr qué tengo hoy xubnommmme?

_ Porque te toca.

_ Joderrrr con la yaya.

_ Eh, da gracias a que te hago la comida y no te quejes.

_ Grrrraciassss_ dice con voz andina.

_ ¡Ares!

_ ¿Sí, Woki?

_ Por favor, ¿podrías traerme las xvolcob wumanilovug (plantas medicinales) correspondientes?

_ Sí, sí. Ahora vengo.

Woki me examinó la pierna herida con sumo cuidado.

_ Ya está. Su alteza, ¿está bien?

_ Yo, perfectamente.

_ ¿Necesita algo en especial?

_ No. Lo único que no haga tanto ruido por la noche, ni que le estuvieran matando.

_ Yo no hago ruido.

_ Jodo que no. Ares, que no sólo te depende la vida de follar. 

Woki lo mira con mala cara, mientras termina de toquitear mi herida. Ares, se había vuelto rojo como un tomate.

_ Eh, yo... No sólo hago eso.

_ Claro que haces, si es que hasta se va convertir, en una sinfonía de tanto gemidos por el ''esfuerzo''. ¿No tienes otros hobbies aparte de placer?

_ ¡Basta ya! Tú eres la que se está comportando mal conmigo, cuando yo sólo he querido ser amable. Se nota que no vas a ser una buena reina.

_ ¿Cómo? Lo único que te pido que te pido es que dejes de hacer ruido. ¡Ya está! Se fue rápidamente, más sonrojado que antes, pero, sólo había estado un día y yo ya no aguantaba más. Por favor, esta casa es de locos. ¿Me he pasado? Quizás, pero eso, ahora, no me importa. Lo que me importa es curarme lo antes posible, para salir y reencontrarme con mamá. Seguramente esté muy preocupada.

_ Nopañe, ya he terminado, ahora haré que alguien te traiga comida.

¿De qué me suena esa palabra? ¡La había dicho el padre de Idril! ¿Qué significa? ¿Qué habrá sido de ella? No la he visto desde hace antes de ayer. ¿O hace tres días? No me acuerdo. ¿Hermes la mencionó?

Toc, toc.

_ ¿Sí?

_ Aquí te traigo la comida_ responde Ares acercándose a la cama para dejarme la comida al lado.

_ ¿Por qué has venido tú?

_ Porque Woki me ha obligado a ser yo quien te trajera los platos.

_ Muy amable por tu parte. Por venir obligado y no por voluntad propia.

¿Cómo es que de mí salían tantos reproches? ¡Ni siquiera lo conozco de nada!

_ ¿Por qué me tratas así? Ni siquiera me conoces_ ¡¿me ha leído la mente?!

Me quedo callada un momento, pensando en la excusa perfecta para aquella pregunta.

_ Tú tampoco y supones todo sobre lo que soy o no soy.

_ Tampoco necesito tanto tiempo para saber que eres egoísta, quejica, tiquismiquis, malhumorada, torpe, y, sobre todo, antipática.

_ ¿Cómo? No soy ninguna de esas cosas.

_ Y mentirosa, encima, ha salido la heredera. No te mereces la corona ni de lejos.

Esas palabras me dieron a entender que había llegado tan lejos con mi odio, que al probar de mi medicina, no me había gustado nada.

_ Vale. Lo que tú digas, pero yo sigo pensando que eso no son más que falsedades_ las palabras me costaban un mundo pronunciarlas, porque, tenía un nudo en la garganta, un nudo muy doloroso.

_ Di lo que quieras, pero sólo tú te creerás eso_ dicho esto, se fue a grandes zancadas dejándome con lágrimas en los ojos. Ahora, sí que me empezaba a preocupar por tal odio hacia él. ¿Qué me había hecho él, para que yo lo tratara así? Ni siquiera yo me entiendo a mí misma.


El Alba De La Luna LlenaWhere stories live. Discover now