•Capitulo ³•

255 24 9
                                    

Y podré despedirme de ti una y mil veces… pero … seamos realistas no sé cómo marcharme, ni siquiera deseo hacerlo.

Llovizna

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Llovizna.
Mi cuerpo estaba frío, no se cuánto tiempo llevo tirado en aquel callejón obscuro, iluminado solo por un faro en la esquina medio roto y fundido. Serían no se 20 minutos. Mis músculos estaban entumecidos por los recientes golpes, mi labio inferior está partido y seco. Vaya manera de iniciar la semana. Poco a poco me levanté tome mis cosas regadas por el suelo, tome mis lentes o bueno lo poco que quedaba de ellos. Empecé a caminar cojeando, no más de tres paso y una persona se paró enfrente de mi, hay no.¿Más golpes? 

– Ya, ¿No tuviste suficiente?- solo por qué son muchos, malditos. No me respondió, cuando mire más de cerca ví que solo era una persona, pero era más fornida y tenía un capucha. Me paralice, preferiría que me hubieran golpeado más a tener que lidiar con este hombre.

El se acercó a mi, y empecé a retroceder pegándole a la pared.

– Ok, ok, yo no tengo dinero me lo acaban de quitar, no tengo más que libros y no creo que los quieras.- temblé, el seguía acercándose. Me va a matar.

– ¿Te doy mi teléfono?- susurré por qué estaba a pocos metros de mi. El solo se acercó más con un trapo colocandomelo en mi nariz, trate de forcejear pero era demasiado fuerte. Mi mochila volvió a terminar en el suelo, mi visión se volvía borrosa. Momentos después perdí la conciencia.



Mis ojos se abrieron con lentitud, estaba encadenado a una, ¿reja?.

– ¡Cómo siguiente a este espécimen sacado del mismísimo cielo un angel caído simplemente una belleza sin comparación!.– grito aquel señor. Podía ver qué había personas, demasiadas. De pronto una luz me alumbró. Me atemorice.

Trate de cubrirme pero las cadenas me lo impedían. Empecé a entrar en pánico. ¿Dónde carajos estoy?

– Empezamos con un valor de 100.000 pesos.- mis ojos comenzaban a picar.– ¿Alguien ofrece más?.-

– 200.000 mil.- hablo un hombre anciano canoso.

Mi corazón comenzó a palpitar más rápido, baje la cabeza tratando de juntar mis piernas, pero por más que lo intentaba no podía. Escuchaba de fondo que las cantidades subían, todos eran mayores de edad. Me doblegaban. Mi corazón estaba empezando a trabajar más rápido. Estaba temblando, que creo que se escuchaba al fondo el tiritar de mis dientes, hasta que escuche una exagerada cantidad de dinero.

– Ofrezco 1.000.000 pesos.- el silencio se hizo presente. Vi como todos volteaba a ver al hombre que ofreció tanto por mi.

Mi mente volvía a la realidad, pero mi cuerpo seguía temblando. Ayúdenme.¿ Dónde estoy?¿Quienes son estás personas?¿Que estoy haciendo aquí?¿Quien acaba de ofrecer tanto por mi.

No es un sueño, de seguro me desmaye en aquel callejón, despertaré con los golpes previos que me habían proporcionado, me levantaré y le contaré a mi amigo la gran historia que me imaginé mientras estaba tirado en el suelo. Si eso.

| Cruces Destinados | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora