• Capitulo ⁶•

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“Amo tus pies por qué anduvieron sobre la tierra, sobre el viento y sobre el agua hasta que me encontraran.
Pablo Neruda

Caía la tarde y Sergio salía del taller después de una jornada larga de trabajo, trono su cuello mientras alzaba los brazos con cansancio y estiraba los pies

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Caía la tarde y Sergio salía del taller después de una jornada larga de trabajo, trono su cuello mientras alzaba los brazos con cansancio y estiraba los pies. Cerro la rejilla con candado mientras murmuraba una canción en español. Su teléfono sonó, era su pequeño.

– ¿Que paso pequeño?- una vez que cerro, tomo su mochila y empezó a caminar en medio de la calle desolada. – ¿Yuki, no ha llegado? Pero llamo a la casa. ¿No?-

Sergio suspiro pesando en qué podía estar metido ahora Yuki.

— Ahora le marco amor no te preocupes... Si cielo encierrate bien ya casi llego a casa, ¿terminaste la tarea?... Eso pequeño te llevo un pequeño regalo. Si, ya voy esperame. —

Sergio colgó, Kimi era realmente adorable y bueno sobre todo aún recuerda la vez que lo conoció.
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Sergio corria por el callejón, le habían robado su mochila. En medio de la carrera el tipo que le robó fue intersertado por un niño. Este al verlo golpeó su entrepierna ágilmente mientras atrapaba en el aire las peternecias de Sergio.

El asombrado se acercó temeroso. Aquel niño no tendría más de 7 años de edad, sus cabellos eran rizados y sus ojos eran igual de cafeses que los suyos. Mentiría si digera que abandonaría ese niño a su suerte.

Cuando sus miradas chocaron una chispa se encendió en el corazón de Sergio. Llevo al niño a un orfanato, tiempo después cuando el busco un trabajo estable y un departamento decente, contrato un abogado para llevar un proceso de adopción.

Llevo demasiado tiempo, pero a las pocas semanas ya tenía ese pequeño niño de 9 años en su casa. Kimi tardo en adaptarse, pedía permiso para todo, nunca quería contarle nada, más sin embargo cuando entro a la escuela fue cuando más las cosas se complicaron.  Pero nada que un poco de tiempo no pueda arreglar. Conforme se iba desarrollando Kimi empezó a ser más abierto, cada vez que llegaba del trabajo lo recibía con un abrazo, era bastante ordenado, su habitación siempre estaba limpia y ordenada. Solo había algo que inquietaba a Sergio, y era ese tatuaje peculiar que su pequeño poseía, era una serpiente enredada en un arma con rosas alrededor. Sergio lloro, pero Kimi lo consoló diciéndole que ya no dolía y que no recuerda quien se lo hizo.

Al momento de cambiar espacios Sergio recibió una llamada extraña. Era su madre diciéndole que a un amigo suyo que tenía, quería que le diera un techo para vivir ya que el se iba de intercambio en esa universidad. Sergio incrédulo negó rotundamente pero rápidamente su mama aclaro.

— Lo considerabas tu casi hijo, ¿por qué no lo quieres ayudar?—

— Mamá es que si pudiera recordarlo claro que lo haría. No quiero dejar solo a mi hijo con extraños.—

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