• Capitulo ⁷•

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Ojos, esos malditos ojos me jodieron para siempre, me hicieron el amor con solo mirarlos."

Charles Bukowski

— Gracias Sergio y Lando en verdad por todo lo que hicieron por mi hoy

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— Gracias Sergio y Lando en verdad por todo lo que hicieron por mi hoy.

— No tienes nada de que agradecer Charles, lo hicimos con mucho gusto.

— Lando, en verdad gracias por salvarnos a Sergio y a mi.

— No hay de que, para eso estamos los amigos.

Reímos juntos, nos despedimos con un abrazo no sin antes intercambiar nuestros números. Ellos se fueron en cuanto me vieron que entre al edificio. Sonreí, quien diría que me encontraría con personas tan buenas en medio de un asalto. Aunque mis pertenencias aún las tengo conmigo. Abrí la puerta y suspire, mi lugar seguro.

Abrí las cortinas de mi habitación el tráfico nocturno había aumentado frente a mi piso hoy. El ruido de los camiones diesel, algún que otro claxon de coche y el rumor constante de los neumáticos. La noche cae despacio como cuando se insinúa un mal pensamiento en una ocasión feliz, unas sombras irregulares llegan primero a los callejones y empiezan a recorrer despacio patios y aceras a subir por las paredes de los edificios y a deslizarse como una serpiente a través de las ventanas o aferrarse a las ramas de los árboles hasta que por fin se impone la obscuridad.

De repente escuché un ruido extraño en el corredor, camine sigilosamente, me detuve en seco cuando el ruido cesó sin embargo escuché de la nada una maceta caer. Temblé un poco tomando un florero del mueble a mi derecha. El silencio se esfumó cuando de la nada un hombre salto por mi ventana, venía encapuchado vistiendo de negro, con sogas colgando de sus caderas.

Mi vista chocó con la suya, acercándose me tomo un brazo, inmediatamente trate de defenderme con el florero estampándolo en la nuca. Lo deje medio desubicado, tropezó cayendo y yo me permití salir de mi habitación, el tomo mi tobillo haciéndome caer. Tome un bolígrafo del suelo arremetiéndolo contra la mano que tomaba mi tobillo. Rápidamente salí corriendo cerrando con seguro la puerta de mi habitación tomé mis cosas que dejé anteriormente aventadas, la puerta volvió a sonar, salte, mi respiración se estaba volviendo cada vez más errática. No obstante la voz del otro lado la reconocí.

— Charles, ¿estás bien?

Aún con el cuerpo temblando abri la puerta y lo abracé.

—¿Qué está pasando Charles?¿Porque…

Sus palabras se quedaron a la mitad al ver el hombre que salió disparado de mi habitación. Traté de jalarlo hacia afuera para poder huir pero él opuso resistencia.

— Pierre vámonos.

No me hizo caso vi como sus hombros se tensaban y miraba con ojos penetrantes al sujeto, pero no había ni una sola pizca de miedo volví a intentar llevármelo pero él solo me aventó hacia fuera del departamento y me cerró la puerta en la cara. Seguido de eso escuché ruidos de golpes sordos, mis cosas romperse y quejidos por parte del desconocido. Yo gritaba por ayuda, mis vecinos rápidamente salieron para auxiliarme me preguntaron que qué me pasaba. Trataba de responderles pero en eso Pierre salió de la habitación con un labio partido. Me tomó de los hombros y me sacó del montón de gente. Agradeció la ayuda y solo les dijo que llamaran a las autoridades. Mis vecinos se fueron y solo quedamos Pierre y yo.

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