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Rafe

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Rafe

Cuatro meses. Cuatro meses desde que maté a Oliver. Era ya inicios de enero y a mí me seguía sorprendiendo que nadie hubiera descubierto lo que hice.
El horror, la confusión y la desesperación tras anunciar la desaparición del rizado a las autoridades fue algo que no olvidaría jamás. Mark Vernon movió cielo y tierra tratando de que la noticia apareciese en todos los telediarios posibles. Hizo múltiples entrevistas y dirigió una búsqueda por el Arrabal y Figure Eight para encontrar alguna pista sobre el paradero de su hijo, en la que participaron algunos voluntarios.

Yo trataba de mantenerme al margen, mostrando indiferencia ante lo ocurrido y haciendo el menor número de comentarios posibles expresando mi opinión. Tuve que morderme la lengua más de una vez.

Pero el momento fue inevitable. El momento en el que la policía llamó a mi puerta y me pidió que les acompañara para interrogarme. Se habían enterado de la pelea que tuve con Oliver, seguramente a raíz de Mark ya que me tenía en su punto de mira, y me pidieron que les acompañara a comisaría. Por suerte, yo tenía una coartada que mi padre defendió con ímpetu. Mi falsa borrachera. La noche en la que me mandó a mi habitación. En la que tuve que romper el espejo de mi cuarto de baño al volver a casa para poder explicar los cortes en mi frente.
Lo que dijo Elara cuando la interrogaron a ella también me ayudó. Y di gracias a que no recordaba el último mensaje que Oliver le mandó porque aquello hubiese sido una prueba en mi contra casi crucial. Para asegurarme de que eso no sería un problema, en cuanto volvimos de nuevo, no tardé en borrar ese mensaje del chat.

El principal sospechoso, como yo ya había planeado, era JJ. Casi todas las personas de la isla estaban seguras de que él era el culpable, por las amenazas públicas que realizó contra Oliver.

A inicios de diciembre encontraron restos de una de las piernas de Allan en el lago. Había pasado tanto tiempo en el agua que la piel estaba completamente hinchada y se había eliminado cualquier tipo de ADN que no fuese perteneciente a Oliver. La noticia fue desgarradora, Mark Vernon era portada de todos los periódicos en Outer Banks y se hablaba sobre él a cada rato en la televisión. Gracias a ese pequeño trozo de pierna pudieron averiguar algo más: Oliver había sido asesinado. La pierna tenía cortes de un cuchillo que supusieron (de forma correcta) que era el arma del crimen.

Alguien había troceado a Oliver con el cuchillo para alimentar a los caimanes del lago.

Fue la mejor idea que tuvo Barry. Aunque tomó demasiado trabajo.

Por falta de pruebas, no pudieron encarcelar a JJ y le dejaron en libertad. Mientras no estuviesen cerca de descubrir que había sido yo, nadie más tenía porqué salir malparado. Dejaría a JJ disfrutar de su libertad por el momento. Deseando que el caso se enfriara y que quedase en el olvido.

Tenía momentos de arrepentimiento. Cosa que jamás pensé que me ocurriría. Todo comenzó con unas pequeñas pesadillas que fueron incrementando a partir del mes de octubre y que acabaron por convertirse en alucinaciones cuando estaba muy cansado. Veía a Oliver con la garganta rajada suplicando piedad. Y aunque le odiaba con todo mi ser, en esos momentos no podía evitar sentir una profunda tristeza y culpa por todo lo que había causado.

Limerencia || Rafe CameronWhere stories live. Discover now