Capítulo 3 - Ni se te ocurra

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Me desperté bastante temprano, no se porque, ya que normalmente soy de las que duerme hasta tarde.

Bajé a la cocina, aún medio dormida, y me di cuenta que no eran ni las ocho de la mañana. Genial. ¿Qué cojones hago yo ahora hasta que se despierte Pablo?

No se porque me dio un ataque de hiperactividad y decidí que sería una buena idea salir a correr un rato. Pista, no lo era.

Me puse los cascos y la ropa de deporte, y salí a correr, llevaba sin hacerlo meses, y se notó, joder si se noto, a los treinta minutos ya me estaba quedando sin aire.

Regresé a casa a punto de morir ahogada y me encontré con una escena que me derritió el corazón. Pablo me había preparado el desayuno

- Pablito, no tenías porque - le dije dándole un beso en la mejilla

- Ya lo sé, pero me apetecía - me respondió

- Dame diez minutos para ducharme y desayunamos juntos.

Dicho y hecho, diez minutos más tarde estábamos los dos sentados en la mesa y engullendo el delicioso desayuno que había preparado mi hermano

- Los chicos vendrán sobre las cinco más o menos - me explicó Pablo

Ostia es verdad, hoy era el día que venían los chicos a la piscina.

- Perfecto - le respondí

Hablamos un rato más sobre cosas varias hasta que Pablo se despidió de mi para irse al entreno, por lo que el resto de la mañana me lo pasé sola, avanzado algo de trabajo para la universidad. Tengo que admitir que fue un tostonazo.

Finalmente llegó mi queridísimo hermano del entreno, y no pude evitar pensar lo triste que era que mis únicas amistades en este mundo fueran mi hermano y sus amigos.

- Hola enana ¿Cómo has estado? - me saludó Pablo mientras me daba un beso en la frente

- Pues ya sabes, lo de siempre, fiesta loca hasta que has venido - respondí irónica

Pablo se rio ante mi sarcasmo y empezó a preparar la comida para los dos mientras yo acababa mi trabajo sobre derecho penal que, sorprendentemente, me estaba pareciendo bastante interesante.

Finalmente nos sentamos los dos a comer mientras comentábamos cuando podríamos volver a Sevilla a visitar a nuestra familia, que ya los estábamos echando de menos.

El resto del tiempo antes de que llegaran los chicos, me lo pasé mirando tiktok, y es que una tiene que tener sus momentos de vagancia. 

- Sofi, los chicos están a veinte minutos de llegar - me avisó mi hermano

Mi corazón empezó a latir un poquitito más rápido y la pregunta es ¿Por qué? O mejor dicho ¿Por quien?

La respuesta era bien sencilla, tenía bastantes ganas de volver a coincidir con el portugués. Con esa idea en mente, me levanté de la cama para coger el bikini rojo del armario que llevaba pensando en ponerme desde ayer.

Justo estaba acabando de peinarme cuando oí el timbre de abajo. Se me volvió a acelerar el corazón, pero me calmé a mi misma convenciéndome de que todo iría bien. Me eché una especie de vestido de playa con el que se me transparentaba todo el bikini y bajé a saludar a todos. Nada más llegar abajo pude sentir como todas las miradas se dirigían a mi, y no pude evitar sonrojarme un poquitito.

- ¡Sofi! - oí que me saludaba Pedri - Tenemos una cosa para ti

Y de la nada salió Ferran con una caja de mis bombones favoritos y un ramo de rosas, junto con un cartel donde se leía "Perdón" y un corazón bastante mal dibujado. No pude evitarlo y estallé a carcajadas. Estos chicos eran increíbles.

Menino de Ouro - João FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora