Epílogo

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Cinco años más tarde...

Sofía

Des del porche, sentada en una silla, miraba a los niños y a su padre que se encontraban en el jardín jugando, con una sonrisa dibujada en mi cara.

Diego, el mayor, y Juliette, la pequeña, corrían tras la pelota riendo y gritando, mientras su padre, se dedicaba a hacer de portero, dejándose marcar de vez en cuando.

Pablo, con la camiseta de su padre puesta, intentaba emular los trucos que había visto en videos. Su concentración era admirable; se notaba que había heredado la pasión por el fútbol de su padre. A su lado, Juliette, con su energía contagiosa, giraba en círculos, disfrutando de cada momento, de cada pequeño regate que conseguía hacerle a los chicos

No podía evitar sonreír al verlos jugar, me recordaba a mi infancia, corriendo de un lado al otro junto a mi hermano, mientras el insistía en hacerme jugar a fútbol cuando sabía perfectamente que no era lo mío.

Mientras miraba a nuestros hijos, João apareció, escapándose de su deber de futbolista y pidiéndome que le hiciera un hueco a mi lado.

- Bueno, amor - le dije mientras el me rodeaba con el brazo mi cintura pegándome a el - creo que tenemos dos futuros futbolistas en nuestras manos.

El rio mirando a nuestros hijos con una sonrisa, antes de dejar un beso en mis labios 

- Espero que estés lista para acompañarles a todos los torneos - me dijo

- Claro, seré su fan número uno - le respondí acurrucándome contra el

La vida había cambiado tanto desde que nuestros caminos se cruzaron por primera vez. Recuerdo el días en que me lo encontré en mi cocina, y como ninguno de los dos sospechaba toda la historia que nos quedaba por vivir juntos. 

Desde nuestras primeras citas, hasta la locura de Jude y las posteriores amenazas de Magui, habíamos conseguido superar todos esos desafíos que nos parecían insuperables. No había sido fácil, des de luego, pero viendo hasta donde habíamos llegado, no dudaría en repetirlo todas las veces que hiciera falta.

Mientras miraba a Diego, que acaba de marcar un gol en el arco improvisado de plástico, y a Juliette, que reía como loca, sentí que cada sacrificio había valido la pena. Cogí de la mano a mi marido dejándole un beso en ella. Después de tanto sufrimiento, estábamos dónde siempre habíamos querido estar. Juntos, y dispuestos a enfrentarnos a todo.

—¿Te acuerdas de cuando Diego metió su primer gol en el torneo? —le pregunté a João, riendo mientras recordaba la emoción de ese día

- Como para olvidarlo. Estaba tan emocionado que corrió a celebrarlo con nosotros como si hubiera ganado el mundial - respondió riendo

- Estoy segura de que seguirá el camino de su padre - le dije - ¿Quién sabe? Quizá lo hace mejor que tu y todo - le chinché

- Te recuerdo que hablas con el ganador de un mundial y tres Champions, bonita, le costará trabajo superarme - me devolvió

Me reí antes de agarrarle la mejilla para hacer que me mirara y plantarle un beso como dios manda.

- ¡Mami, mami! - llegó corriendo Diego, seguido de Juliette

- ¿Qué pasa, cariño? - le pregunté

- ¿Es verdad que el tito Gavi marcó el gol que nos hizo ganar la útlima Champions?

- No es verdad, fue papi, me lo dijo la tita Ana - le respondió la pequeña

Miré a João que los miraba ofendidos y no pude evitar reírme

Menino de Ouro - João FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora