ஜ 08. Eres mi sapo, Channie

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Como cada sábado protegían como gusto pasarla entre ellos, salían al centro comercial o alguna atracción de parque gracias a que a Jeongin aún le divertían los juegos de carpas o como es más en su mayoría se quedaban en la casa del menor. Namjoon salía en turno tarde por la universidad y Yongbok probablemente recurra a hallarse con Hyunjin, así que otra vez decidieron ver películas, y para la sorpresa de Chris es la misma de princesas que le gusta a su omega

La princesa y el sapo.

La cabeza del retozón Jeongin yacía en el hombro del alfa. Las respiraciones de ambas eran tranquilas mientras atisbaban con atención el final de la película, a la vez que comían las palomitas que se encontraban a un lado de la pareja.

Chris sonrío al vislumbrar a su omega sorprenderse en la última escena del villano como si nunca lo hubiera esperado, sabía que el pequeño era un total adicto a Disney, y no podía negar que las mismas hazañas típicas que se dan en la cinta lo estaban hartando, sin embargo, si a su novio aun le gustaba pese a su edad, Chris lo acompañaría porque con verlo feliz es más que suficiente.

La sonrisa de Jeongin era preciosa. Cuando sus hoyuelos se mostraban y sus ojos formaban media lunas el alfa juraba que estaba viendo un amuleto de felicidad encima de una nube del cielo, porque él era tan malditamente precioso que con caso acto suyo lo conmovía hasta recibir las ganas de llorar.

Pero Chris no lloraba desde el día en que su novio lo vio hacerlo por perder un partido contra un equipo prestigioso, recuerda cuando el omega también con lágrimas en sus ojos gatunos le dijo que no se ponga triste, ahí el alfa también supo que Jeongin era diferente, al igual que sensible.

Cuando siente al castaño removerse a su lado sacando la película Chris sale de su trance, atisbando con detenimiento los pasos de Jeongin. Él saca el disco, y vuelve caminando hacia Chris tirándose a su costado con pereza y tomando el control para ver canales al azar, formándose un leve silencio en el momento.

—Channie... —murmura el omega de repente obteniendo al segundo el miramiento de este, Jeongin en esta ocasión se veía con un semblante cabizbajo lo cual le dio extrañeza—. ¿Crees que debería cambiar mi actitud?

El ambiente se hizo mudo por un momento.

Chris arqueó una ceja armando una respuesta en su cabeza, sin usar palabras bruscas y con los hombros tensos paseó las frases por los labios.

—¿Quién fue esta vez? —preguntó claramente en un tono dudoso y molesto. El menor tragó un poco de saliva, pero no por miedo, él conocía mucho a Chris y sabe que es incapaz de dirigirse a él con una línea despectiva y tosca pese a que se halle enfado. De repente el alfa tomó un suspiro buscando tranquilizarse—. Mi amor, Innie, sabes mi respuesta, ¿verdad?

Le pregunta y el omega asiente levemente.

—Sí, Channie... —susurra jugando con sus pequeñas manos, aun la televisión estaba prendida.

—Bien, Jeong, te lo volveré a decir, pero mírame a los ojos cuando te lo digo —y como el alfa dictó, Jeongin la atisbó fijamente en sus orbes color chocolate—. No necesito que cambies tu actitud, créeme que en realidad estoy enamorado de todas tus facetas.

El dedo del alfa tocó la pequeña nariz del omega obligándolo a reír.

—Amo que seas a veces perezoso, me gusta llevarte cargado en mi espalda desde la escuela cuando puedo —espetó dejando un beso en su frente—. Amo tus quejidos, son dramáticos, pero especiales para mí.

El omega sentía su corazón palpitar y sus rechonchas mejillas hervir.

—Tus chillidos te hacen única, bebé, no necesito que cambies, ¿sí? —posa sus labios por la coronilla del más bajo llevando su mano hasta donde se encontraba su corazón—, toda tu actitud es vida para mí, porque estoy orgulloso de tener a un omega diferente a los demás y que sea propio.

Y como último le da un beso en los labios, uno suave y necesitado por parte de Jeongin. Cuando el aire faltó, ellos se separaron quedándose viendo a los ojos firmemente, se percató de que, los del omega, brillaban y Chris supo que quería llorar.

—Eres mi sapo, Channie... —inquirió, yéndose a colgar de él con un abrazo fuerte sentándose en su regazo, por el cual el alfa no dudó en soltar caricias por su espalda fortaleciéndolo. Quería que toda inseguridad se disipe.

—¿Por qué sapo? No soy tan feo —comenta arrugando un poco el ceño y Jeongin ríe levemente aun escondido en su cuello—. Es más, soy un alfa aun codiciado, pero con omega, claro. La cosa es que no soy feo, mi flequillo me hace ver genial.

Jeongin sale de su escondite y otra vez lo encara posando las manos en su pecho.

—Porque a pesar de tu ego elevado y tu torpeza en ocasiones te preocupas por mí —le dice robándole un beso en la mejilla rápido a Chris—. Y no seas así, el príncipe Naaven era muy bonito, pero se volvió sapo y luego nadie lo quiso a excepción de Tiana. Channie, te estoy diciendo que, aunque seas un sapo así todo baboso y verde, ¡Te quiero! ¡Lo digo en serio!

Chris parpadeó.

—Entiendo tu punto, y yo también te quiero, bebé —lleva sus manos y las entrelaza con las del omega sacándole una sonrisa. —. Pero si somos sinceras, Tiana es fea, tú eres más bonita.

Jeongin hizo un puchero.

—Lo sé... —barboteó el menor—, tú me haces sentir así.

—Y lo eres, te lo juro por el dedito —Chris extendió su meñique y Jeongin también lo hizo.

—¿Prometes que siempre seré bonita para ti, Channie? —pregunta él con desdén.

El alfa asintió sin dudar.

—Prometo que siempre serás linda para mí.

Y ambas, alfa y omega sellaron el pacto con amor cruzando sus dedos mientras juntaban sus frentes.

Y ambas, alfa y omega sellaron el pacto con amor cruzando sus dedos mientras juntaban sus frentes

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