11. PERCATARSE Y ODIARSE

9 5 0
                                    

La observaba mientras tomaba asiento incómodo sobre unas rocas. Pero en ese momento, la incomodidad pasó desapercibida. Su forma de nadar era hipnotizante, cada movimiento de brazos era una muestra de perfección. Cada gesto parecía estar cuidadosamente sincronizado, como si estuviera bailando en el agua.

Y su belleza... era simplemente impresionante. Su cuerpo se deslizaba con elegancia a través del agua, mostrando una gracia natural que me dejaba sin aliento. Cada curva, cada línea de su figura era perfecta...

Después de muchos minutos, ella salió del mar y caminó por las rocas hacia mí. La vi temblar, muerta de frío, y sin pensarlo, le coloqué la toalla con un breve gesto, casi como un abrazo. Fue una de las primeras veces que nuestros cuerpos rozaron entre sí y me recorrió un escalofrío.

En ese momento, mientras la tenía justo enfrente mío sonriéndome, fue cuando finalmente me di cuenta de mis sentimientos hacia ella. Fue algo que nunca antes había experimentado, o al menos algo que nunca antes me había permitido sentir.

En medio de todo ese torbellino emocional, me sentía muy mal conmigo mismo. Me odiaba por permitir que esos sentimientos se desarrollaran. ¿Cómo reaccionaría ella al saber lo que era en realidad?

Al pensar en eso, solo podía sentir vergüenza y rechazo hacia mí mismo.

LA PRIMERA NOCHE POLARWhere stories live. Discover now