23. TAL VEZ

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Ante las palabras de Charlotte, sentí como si un puñal se clavara en mi pecho. Su voz, quebrada por la tristeza, resonaba en mi mente como un eco de dolor y resignación. No quería que las cosas terminaran así, pero parecía que ya no había vuelta atrás.

Bajé la mirada, incapaz de enfrentar la realidad que se desplegaba ante nosotros. Mis manos temblaban ligeramente, mientras luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con caer. Quería aferrarme a ella, rogarle que no se fuera, pero sabía que era inútil.

Continué observando en silencio mientras Charlotte se alejaba, como si cada paso que daba se llevara consigo una parte de mi vida. El dolor en mi pecho era abrumador, y la sensación de pérdida me envolvía como una pesada manta. Quería correr tras ella, detenerla y decirle que lo lamentaba, que no quería que todo acabara así. Pero mis palabras se quedaron atrapadas en mi garganta, ahogadas por el peso de la resignación.

Me sentí paralizado, incapaz de moverme mientras la distancia entre nosotros se hacía cada vez más grande. Cerré los ojos por un momento, tratando de contener las emociones que amenazaban con desbordarse. Sabía que tenía que dejarla ir, aunque cada fibra de mi ser gritara lo contrario.

Con un suspiro cargado de tristeza, finalmente me di la vuelta y entré en mi casa, el silencio que reinaba en la habitación era abrumador, como si cada rincón de la casa estuviera impregnado con la ausencia de Charlotte. Me moví con lentitud por el espacio familiar, cada paso resonando con la pesadez de lo que acababa de suceder.

Me detuve frente a la ventana y miré hacia afuera, hacia el tranquilo pueblo que alguna vez había sido nuestro hogar compartido. Pero ahora, sin ella a mi lado, el lugar había perdido todo su brillo. Las calles parecían aún más frías, Sus risas ya no resonaban en ellas, y el aire helado no podía competir con el calor de su sonrisa. como si la partida de Charlotte hubiera dejado una sombra sobre todo lo que había sido familiar y acogedor.

Una sensación de desolación me invadió mientras me dejaba caer en el sofá, sumergiéndome en mis pensamientos. Sabía que tendría que aprender a vivir sin ella, pero en ese momento, el futuro parecía incierto y desalentador. Sin embargo, también sabía que, con el tiempo, encontraría una forma de seguir adelante, aunque la ausencia de Charlotte siempre dejaría una marca en mi corazón.

LA PRIMERA NOCHE POLARWhere stories live. Discover now