Francisco Romero

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El estudio estaba lleno de actividad frenética mientras los equipos de filmación se preparaban para el próximo rodaje. Entre la multitud de personas y el bullicio constante, me sentía como si estuviera atrapada en una burbuja de emociones encontradas. La noticia de que había sido elegida para protagonizar una película en el extranjero había sido emocionante al principio, pero ahora, mientras empacaba mis pertenencias en mi apartamento, la emoción se mezclaba con un profundo pesar.

Era una oportunidad que no podía rechazar, esto solo pasaba una vez en la vida y serviría para impulsar mi carrera como actriz. Sin embargo, también significaba dejar atrás a Fran, mi compañero y mejor amigo durante los últimos años. La decisión había sido difícil, pero al final, la perspectiva de perseguir mis sueños había pesado más que cualquier otra cosa.

Fram entró en la habitación, su mirada llena de tristeza contenida.

—No puedo creer que te vayas —Murmuró, su voz apenas un susurro en el caos del momento.

Me volví hacia él, luchando por mantener la compostura. —Lo sé. Es solo por un tiempo. Volveré tan pronto como pueda.

Los dos nos abrazamos con fuerza, como si pudieramos contener el tiempo y detener el reloj para evitar que me fuera. Pero el mundo exterior seguía girando, y el llamado de la película en el extranjero era demasiado fuerte para ignorarlo.

Después de un último beso y un intercambio de promesas de mantenernos en contacto, tome mi equipaje y salí por la puerta, dejando atrás mi vida anterior y todo lo que había conocido. Mientras me dirigía al aeropuerto, las lágrimas me nublaban la vista, pero me obligué a mirar hacia adelante, hacia el futuro incierto que me esperaba al otro lado del mundo.

Cuando finalmente llegué al set de filmación en el país extranjero, me sumergí en mi trabajo, encontrando consuelo en la rutina frenética de la producción. Pero en los momentos de tranquilidad, cuando las cámaras se apagaban y las luces se atenuaban, el recuerdo de Fram y la sensación de pérdida me envolvían como una sombra.

A medida que los días se convertían en semanas y las semanas en meses, me aferraba a la esperanza de que algún día, cuando la película estuviera completa y mi trabajo en el extranjero hubiera terminado, encontraría el camino de regreso a casa y a los brazos de Fran.

One Shots La Sociedad de la NieveWhere stories live. Discover now