Epilogo

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Cinco años habían pasado, nada había sido igual, el negocio incrementó, Jean Jacques nikiforov se había convertido en un vor respetado que tenía bajo su mando Rusia, Japón e Italia, el territorio completo bajo sus manos y nada se movía sin que el supiera que pasaba. Temido y respetado había logrado colocar su nombre orgullosamente al lado del de su padre y hermano, la gente lo admiraba, los omegas deseaban haber sido elegidos por el, pero solo uno era el indicado.

La familia había crecido, el joven heredero, Vincent nikiforov Giacometti había crecido como un niño lleno de amor, cabellos rubios rizados y piel trigueña adornados con una hermosa sonrisa similar a la de su madre, un joven alfa de sangre pura de cinco años. También una pequeña bebé de apenas dos años llamada giorgia nikiforov Giacometti, con cabellos rizados color azabache y ojos color esmeralda, mejillas rozadas y una risa que parecía dada por Los Ángeles, Jean cada día agradecía que aquellos dos hermosos niños fueran los más perfectos a sus ojos y que su parecido con su precioso omega fuera casi idéntico.

-amo, llegó una carta hacia usted- dijo una mucama mientras entregaba un sobre hacia el alfa

Jean agradeció y tomó la carta algo misteriosa, no era muy común recibir cartas. Jean se sentó al lado de su esposo sintiendo como este recargaba su cabeza sobre su hombro mientras veían a el pequeño alfa correr por el gran jardín mientras hacía que la pequeña bebé riera a carcajadas.

-que es eso amor?- preguntó Chris curioso viendo como Jean rompía el sobre y sacaba la carta

-no se cariño, una carta acaba de llegar pero es extraño que allá llegado acá sin remitente o dirección, debieron haberla examinado desde la entrada- comentó Jean curioso

Abrió la carta para ver el contenido que había dentro de esta y de pronto sentir que su corazón se estrujaba ante el contenido, aunque n idea el único, los ojos de Chris también habían comenzando a lagrimear mientras ambos leían el contenido.

Sin perder tiempo Chris corrió a hacer maletas mientras Jean hacía unas llamadas, claro que era extraño, desconfiaban de aquella carta pero algo dentro de ellos también los hacía creer que si no hacían caso a sus corazonadas se perderían de algo q...

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Sin perder tiempo Chris corrió a hacer maletas mientras Jean hacía unas llamadas, claro que era extraño, desconfiaban de aquella carta pero algo dentro de ellos también los hacía creer que si no hacían caso a sus corazonadas se perderían de algo que en verdad querían.

Sin perder tiempo tomaron un vuelo con dirección a EEUU, los pequeños se encontraban emocionados, como si fueran vacaciones adelantadas, pero los adultos se encontraban ansiosos, aquel vuelo se había pasado eterno, incluso la llegada a su hotel, pero al fin ya se encontraban sobre un auto, Jean manejaba cuidadosamente por las calles buscando algo, como si fuese a aparecer frente a él.

-papi, a donde vamos?- preguntó el pequeño alfa mientras se colocaba entre ambos adultos

-vamos a...visitar a unas personas mi corazón- respondió Jean un poco nervioso sonriendo ampliamente al pequeño el cual asintió alegre

Los minutos se hacían horas, el camino parecía largo pero al fin, entre las casas de millonarios y excéntricos que vivían por ahí se veía una casa con una pinta alegre, globos anaranjados y amarillos adornaban el jardín principal así como algunas serpentinas de cumpleaños y música infantil; Jean paró el auto y la familia bajo de este, el joven alfa rubio en los brazos de su padre y la pequeña bebé dormida sobre el hombro de su madre. Chris miró a Jean nervioso, tocaron el timbre con miedo a que podía pasar, sus corazones latían tan fuerte que juraban podían el del otro.

Acuerdo matrimonialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora