Presentación en sociedad

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—¡Oh, lo siento tanto querida! Disculpe mi comentario tan desafortunado.

—No se preocupe, Lilly era la hermosa de la familia y yo la inteligente. Ninguna de las dos poseíamos ambas cualidades.

—No sea tan dura consigo misma. Todas poseemos belleza, solo que a veces no sabemos sacarla a la superficie... ¿Puedo llamarla Olivia, simplemente? Usted llámeme Dotty. Me gusta más que Dorothy.

A todo esto, Magnus observaba divertido a las mujeres, esperando algún comentario airado de Olivia, el cual nunca llegó. Era increíble que aquella mujer pudiera ser agradable con todo el mundo, menos con él.

—Después de cenar —agregó lady Bancroft—, nos pondremos de lleno con los planes para la fiesta. ¿Te parece, querida?

—Claro —repuso Olivia—, tú mandas.

Clandon Park estaba rebosante de invitados, Olivia nunca imaginó que tenía tantas amistades; claro debían ser conocidos desde antes de que se casara con su hermana y se volviera prácticamente en un ermitaño.

Olivia observó su reflejo al pasar por un espejo y no se reconoció. En parte se sintió hermosa, pero a la vez ridícula: esa no era ella. El vestido era demasiado escotado para lo que acostumbraba a llevar. Mostraba el nacimiento de sus pequeños senos, y Dotty le había dicho que no se preocupara porque no parecía una cualquiera, sino una mujer elegante y agradable a la vista de su esposo. Lo que lady Bancroft no sabía era que lo de ellos eran solo apariencias, puesto que jamás lo había tenido lo suficientemente cerca como para sentir su aliento; bueno, sí, una vez, pero esa no contaba. Se alejó del espejo con un nudo en el estómago, sintiendo una mezcla de emociones que la abrumaban. Se adentró en la bulliciosa sala de baile, tratando de encontrar a Magnus entre la multitud. Sabía que él estaría ocupado socializando con sus amigos aristócratas, fingiendo interés en conversaciones banales mientras ella se sentía perdida en medio de esa farsa construida exclusivamente para Harry.

Una melodía suave comenzó a llenar la habitación, invitando a los presentes a la pista de baile. Olivia buscó con la mirada a su esposo, encontrándolo entre la multitud con una sonrisa encantadora en los labios mientras charlaba animadamente con una mujer joven y hermosa. Un nudo de amargura se formó en la garganta de Olivia mientras se preguntaba por qué había aceptado casarse con Magnus, si sabía que nunca sería más que un accesorio necesario en su mundo de lujo y superficialidad.

Decidiendo apartar esos pensamientos por un momento, Olivia se dirigió hacia el borde de la pista de baile, observando a las parejas danzar con gracia y elegancia. Se sentía fuera de lugar en aquel ambiente sofisticado, como si fuera una intrusa en un mundo que nunca podría comprender por completo.

De repente, una voz conocida la sacó de sus pensamientos. Era lord Collins, el amigo de Magnus, quien se le acercaba con una sonrisa amistosa en el rostro.

—Lady Barrington, ¿me concedería el honor de un baile? —preguntó con cortesía, extendiéndole la mano.

Olivia se sorprendió por el gesto inesperado, pero aceptó con una sonrisa agradecida. Mientras danzaban juntos, lord Collins la observaba con interés y la hizo reír con sus ocurrencias. Olivia olvidó por unos momentos sus preocupaciones y disfrutó de la compañía de aquel hombre aún desconocido para ella, puesto que Magnus no la había presentado formalmente con nadie a pesar de que el baile tenía ese propósito.

Cuando la música llegó a su fin, lord Collins la condujo de regreso a su lugar en el borde de la pista de baile, pero antes de alejarse, le dedicó una mirada significativa.

—Lady Barrington, merece mucho más de lo que Magnus puede ofrecerle —murmuró con sinceridad antes de desaparecer entre la multitud.

Esas palabras resonaron en la mente de Olivia mientras observaba a su esposo continuar charlando con la joven. Por un instante, se permitió imaginar un futuro diferente, uno en el que pudiera ser verdaderamente feliz. Sin embargo, estaba enamorada de ese odioso hombre.

—Olivia, ve a rescatar a tu esposo de las garras de lady Addleton —dijo la voz de lady Bancroft a su espalda—, y ten cuidado con el querido Andrew, es un mujeriego de talla mayor.

—No entiendo —repuso Olivia.

—Lady Mildred Addleton es una mujer casada, pero no le importa engañar a su viejo esposo con cualquier hombre que esté a su alcance, y hace tiempo que anda detrás de Magnus. Andrew, lord Collins, es buen amigo de tu esposo, pero eso no le impediría hacerte la corte si siente atracción por ti.

—Yo solo percibí gentileza de su parte, Dotty.

—Solo ten cuidado. Ahora ve con tu esposo.

Olivia tomó aire, se enderezó y caminó hacia donde se encontraba Magnus con aquella mujer que parecía devorarlo con los ojos, sin pizca de escrúpulos. Y, con una seguridad que no sentía, Olivia se colgó del brazo de Magnus y sonrió.

—¿No nos piensas presentar, querido? —preguntó con una sonrisa radiante.

—Por supuesto, querida. Mildred, tengo el agrado de presentarte a mi esposa, Olivia. Olivia, ella es lady Addleton.

—Mucho gusto —repuso Olivia—. ¿Y su esposo, lord Addleton? Me gustaría conocerlo.

—El pobre Alfie ya no sale de casa, por culpa del reumatismo.

—Entiendo.

—Magnus, ¿por qué no nos habías presentado a tu esposa? La verdad es que la noticia me tiene sin palabras.

—Bueno, la fiesta es para eso.

De pronto, comenzaron a circular bandejas repletas de copas de champagne, que camareros contratados para la ocasión, comenzaron a repartir a los asistentes. Magnus observó, y cuando consideró que ya todos, o casi todos, estaban sosteniendo una copa, tomó a Olivia de la mano y subió algunos peldaños de la escalera que dominaba el hall central de la mansión. Lord Barrington esperó un momento a que se silenciaran las voces, se aclaró la garganta y se dirigió a sus invitados.

—Queridos amigos, los hemos reunido esta noche para compartir con ustedes una gran noticia. Recientemente, decidí casarme nuevamente, por lo que quiero presentarles a mi esposa, Olivia Dalton, lady Barrington. Por favor les pido que brinden por nuestra felicidad.

Se escuchó un murmullo en el salón, pero el brindis no se hizo esperar y algunos aplausos y gritos de felicitaciones tampoco. Enseguida, Magnus y Olivia bajaron de la escalera. Hubo una breve mirada entre ellos y luego por acuerdo tácito se separaron. Ella, decepcionada, se escabulló a su habitación. Eso había sido todo; una fría presentación, pero, ¿qué más quería de un hombre que no guardaba sentimientos por ella?

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⏰ Son güncelleme: Mar 02 ⏰

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