✶ ࣪˖ 𝐏𝐀𝐈𝐍𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐓𝐎𝐖𝐍 ˖ ࣪ ִֶָ ━━━━
❨ we are about to paint the town ❩
•₊°◞ 𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 Seline se encuentra enredada en la vida de sus mejores amigos cuando se entera que Percy en realidad es hijo de un Dios Griego, dando a sí su mundo...
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La persona que viene con nosotros no se da cuenta del drama que tiene enfrente, debe estar fuerte la neblina que tapa la gran garra de la Quimera que acaba de picar a Percy, la señora sigue con una gran sonrisa pero dentro de aquella jaula que sostiene, se mueve cada vez mas brusco, incluso llego a ver que se rompe parte de la tela, porque algo allí dentro está creciendo.
Aun con un brazo de Percy sobre mi hombro, parece ser que le ha inyectado alguna clase de veneno, pues sus expresiones me dan a entender que le duelen, sobre todo porque al tener todo su peso sobre mi, le está costando quedarse parado y en cuestión de segundos se puso demasiado pálido. Unos pequeños detalles.
En cuanto la puerta del ascensor se abre de par en par, somos los primeros en bajar, nos damos cuenta la cantidad de personas que hay allí y la bestia que viene detrás de nosotros.
—¿Qué hacemos? No podemos pelear con ellos aquí, es peligroso.— Digo en lo que seguimos caminando, Percy a mi lado intenta parecer lo más normal posible.
—La alarma de incendios.— Señala el chico, lo cual se encuentra en la punta de aquel arco.
Giro mi cabeza para ver para atrás, en lo que avanzamos poco a poco, parece que avanza con lentitud. Ella se agacha, con cuidado deja aquella jaula en el suelo que se termina por romper por completo y uno de los tantos monstruos, sale de allí.
—Ojalá pudiera provocar uno ahora, por lo menos para quemar a esas dos cosas.— Murmuro mirando para adelante, tratando de no entrar en pánico.
¿Por qué no puedo hacer literalmente nada? Mi padre se supone que es uno de los tres grandes, ¿Dónde están esos grandes poderes? Esto es un estrés.
—Aun así la alarma hará que todos salgan, nos dará tiempo.
—Dame tu espada, tu no puedes pelear en este estado.— Cuando digo eso, se gira a verme con su rostro pálido y ojos de mapache, y aun así entiendo esa mirada que me hace rodar los ojos en el proceso.
—No voy a dejarte sola, si morimos, morimos juntos.— Suelta una tos.
—Te estoy odiando mucho ahora.—Murmuro, llegamos por fin al final del pasillo, pero no nos liberamos de la bestia que camina a su lado.— Bien, espero que esto sirva.—Aprieto el botón de la alarma de incendios y comienza a sonar con fuerza en todo el lugar— Y para que sepas, no te voy a dejar morir.
