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« El viejo pajero »
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Mis patas se arrastran con toda la paja del mundo para ir a comprar birra, pero Cochi me lo había pedido, así que no me quedaba otra que hacerlo. El chabón había sido como mi único referente en este mambo. Ni Sebas me había dado tanta bola como Cochi, el flaco era un groso. No lo conocía hace mucho tiempo, pero se había copado conmigo.
Ahí estaba yo, haciendo el recuento de las monedas que tenía en mi mano, con algún billete suelto también dando vueltas por ahí. Parece que voy a terminar con unos mangos de más, pero no quiero ser garca y quedarme con toda la guita sin darle el vuelto justo al loco, que aparte de copado, me preguntó si quería sumarme o no. Con Hernán y eso ni se gasta, seguro que le caigo de diez.
Me hice un nudo en la cabeza para guardar la guita en los bolsillos de mi campera, pa' después dejar descansar las manos también. Los pibes, algunos fumándose algo por ahí, otros morfándose a alguien en pleno asfalto. Acá no falta la joda, ¿entendés? Pero bueno, pa' estos que se fuman algo, todas las noches son fiesta.
Me pasé la lengua por los labios mientras seguía mi camino y de golpe escuché un silbido desde una esquina. Le hice un gesto a Pato al verlo ahí parado, el chabón echó un vistazo rápido a la calle para ver si no venía nadie y se cruzó para saludarme con un apretón de manos. Este pibe me caía bárbaro, a pesar de que era tres años mayor, era un capo total.
—Che, ¿qué onda, pibe? —me tiró, con una sonrisa que le ocupaba toda la cara—. Hace banda que no te veo, Uru ¿Estabas con una mina, no?
—Y si contamos la revista con la foto... sí, qué querés que te diga —resoplé, moviendo la cabeza de lado a lado y encogiendo los hombros.
—Re pajero sos —se burló, riendo tentado—. ¿La revista que compraste la otra vez?
—Che, esa revista fué la mejor inversión de mi vida —respondí con onda, tratando de tirar buena onda al asunto.
Pato se largó a reír y siguió con su joda:
—Te hace falta una mina como la gente, loco.—Si fuera Amy, no sabes todo lo que le haría —sonreí viendo como él seguía sin parar de reír—. Un cuerpo de locos tiene.
—Mirá vo’, el Uruguayo con sus fantasías —rió Pato, dándome un golpe amistoso en el hombro—. Pero la posta, una mina así, estaría para hacerle de todo, ¿viste?
—Y claro, papá —contesté, riendo también—. Sería una fiesta de todos los días.
—Ya te quiero ver con una así, Uru —añadió con una sonrisa—. Con una piba así no te aburrís nunca.
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Delirios | Danilo Sánchez | Matías Recalt
FanfictionEn dónde Danilo Sánchez, un pibe con complejo de boludo y pajero se da cuenta que se enamoró de una piba que parece más santa que la virgen María. o... Dónde Venus Moretti se da cuenta de lo pelotuda que fué al enamorarse de un chabón que no capta u...