Carta de unas Manchas Rojas

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¿Como é de comenzar con esta historia?, la cual intentó narrar con  lagrimas, creyendo que lograr que mi corazón crea esta farsa de un cachorro valiente y heroico, lograra ayudarme a conseguir su corazón.

Aveces mis capacidades se ven disminuidas al peso de mi cuerpo debilitado, regresando a ese estado casi putrefacto y desnutrido. Mi pecho, mi corazón, mis patas, todos ellos se ven debilitados culpa de ser presas de mis inseguridades.  

Pero si mi valor se viera envuelto en mis logros, ¿podría estar orgulloso de quien soy?, viviendo con regocijo una farsa con el saber mi verdad, intentando ocultarla detrás de calumnias en contra de otros, vaya héroe.

Ojalá mis palabras fueran tan fluidas como mis poesías plasmadas en hojas casi transparentes. Pero oculto todo un mundo debajo de un simple cartel que sirve como tapa de un diario.

Everest ¿seré capaz de mirarte a los ojos sin sentir la necesidad de salir huyendo?, o sentir como el aire de mis pulmones escasea dejándome en un estado de mareo preocupante.
Por que a tus ojos solo sere un amigo,eso lo se.

Esa noticia se esparce por todo mi cuerpo con fugaz audacia cargando tanto mal sobre ella, mi mente comienza a fracturarse y mis recuerdos salen a la luz en plena oscuridad, mis ojos se ocultan con temor detrás de lágrimas que empañan mi vista.

Al ver su sonrisa no es de extrañar el sonrojo formado en mis mejillas, aun a la distancia reconocería el esplendor de sus dientes, su voz da calidez a este fuego el cual arde por dentró construyendo un infierno en mí, al saber que el tiempo se hace eterno y yo continuo en el mismo estado patético.

Tal vez hoy logre tomar es valor que durante toda mi vida me falto, tal vez hoy sea ese día en el cual tomare tu pata, y sentire como tus garras se aferran a mi, culpa de tus nervios por mi acción tan atrevida.
Y la sangre empieza a fluir, tus preocupaciones pasarían a un estado de arrepentimiento casi total, yo solo podre regalarte un cálida sonrisa al notar como ahora eres tu quien toma mi pata con vigor y fuerza.

Aunque jamas paso por mi mente que podrias hacer lo que hiciste, apoyaste mi pata en tu pecho abrazandola con algo de fuerza, dejando la marca de un dalmata en tu pecho, tu pelaje casi blanco se teñía con mi sangre. No lograba reaccionar ante tal sorpresa, solo me quede callado, al saber que el ardor que sentía era calmado con tu cuerpo.

Ha transcurrido un tiempo desde lo sucedido y me temo mi amada que hay días que desearía que tu reaccionan aquel día hubiera sido otra, ahora solo con ver mi sola presencia puedo notar en ti esa incomodidad que te obliga a cambiar de dirección tus pasos, desviando por completo tu vista. ¿Fue un error?, tal duda cubre mis pensamientos a diario, a toda hora. Logrando dudar de la continuidad de esta amistad.

Las misiónes tampoco logran acercarnos, al contrario nos alejan cada vez más, prueba de ello es este estúpido yeso, tal vez no me notaste o a mi señal de auxilio cuando quede atrapado al borde del precipio, aquella maldita misión, Skye partía del cuartel a mi ubicación en busca de otro rescate perfecto, mientras la familia de zorrillos se acurrucaban en busca de calor, al menos ellos lograban estar bien. Yo quede atrapado al borde unos metros mas abajos. Los gritos de Ryder en busca de tu atención de oían con claridad y fuerza por toda la montaña, necesitaba de tu gancho triple, pero tu única respuesta llego demasiado tarde.

Aun recuerdo que la última imagen de aquel día, fuiste tu. Permanecias en silenció montada en tu camion, observando como mi cuerpo cortaba el aire helado de la montaña, precipitandome con fuerza al suelo, impactando en escasos segundos.

Desperté al día siguiente en una pequeña habitación la cual no tarde en reconocer como la veterinaria de Katie, mi cuerpo permanecía penetrado por agujas en diferentes partes, cables rodeaban mi cama y ese clásico sonido infernal mostrando en un monitor mis signos, "Pi....pi...pi....pi...". A un lado de la habitación se oía el claro sollozo de alguien, era Skay la cual lloraba cual cachorra pequeña, sosteniendo en sus patas mi placa, y mi collar descansaba en su cuello. No tardo en sentir mi presencia lanzándose fuszgasmente hacía mí, fundiéndose conmigo en un abrazo mezclado con sus lágrimas y el ardor de mi cuerpo.

Los días transcurrían presa del tiempo, no obstante las cosas entre Everest y yo no mostraban algún signo de mejoría, aquella situación solo me lograba causarme un poco de angustia y miedo, sin mencionar una maldita presión horrible en mi pecho.
Aunque eh de admitir que este tiempo de descanso fue muy reconfortante, la paz que rodeaba mi casita cuando los demás emprendían viaje en alguna misión, me dejaba un mundo en perplejo silenció, solo el llanto del viento susurrante lograba regresarme a la realidad.

La paz no tardo en verse interrumpida al canto alegre y muy animado de Skye. Skye insisto en quedarse a mi lado y cuidarme mientras los demás no se encontraban, algo que en realidad era comprensible, pues en sus ojos aquellos que se encuentran mas arriba que esa sonrisa, los cuales por las noches expulsan lagrimas, existía un gran arrepentimiento. Las razones eran mas que clara, no era molesta su presencia aunque aveces si llegaba a incomodarme, su mirada siempre atenta a mis movimientos, dónde iba y regresaba ella observaba.

¿Por que dejaste tu corazon en patas ajenas?. Esa duda me atacaba aquella noche fresca, el aire materializado a mis ojos en un estela de humo rodeaban mi boca, mientras en mi pata existía una presión la cual no ignore. Skye descansaba a mi lado aferrando su pequeño cuerpo a mi pata, ello me sorprendió un poco aun así logre zafarme de su agarro mortal, para marcharme de mi casita dejando esta atrás.
Esa noche era un caos en mi mente y solo existía un solo lugar en toda Bahia Aventura que logra contenerme en estas noches.

Un viejo árbol el cual deslumbraba de brillo gracias a la luz de la luna que se posaba en la colina, y a los pies el mar que en su espejo reflejaban los ojos de mi madre espiritual, la luna esa noche se vestía de un hermoso vestido azul marino.
A la luz tenue de la oscuridad solo logre regalar un suspiro a la nada, mi corazón comenzaba a estremecerse al cavo de unos segundos y mis lagrimas regresaban, presentándose una vez más ante ella en esa noche, su luz no tardaba en reflejarse en los pequeños cristales de mi pasado. Mis fracasos al igual que mis miedos era expulsados en la pequeña colina, no era mi primera vez por este lugar, no era mi primera vez en esta situación, ya este viejo arbol se encargo de conocer cada uno de mis defectos, lo peor de mí, oculto bajo llave se hacían presentes en ese lugar.

"¿Como te llamas?", "Everest ese nombre es muy lindo", "¡Chicos por aquí, estoy libre!", "los quiero mucho chicos", "Ryder muchas gracias por adoptarme".
Mis sollozos se estremecían en silenció, mientras esos recuerdos regresaban a mi mente esa noche, el descontrol en mi era total lo sabía, aquella noche todo iba a cambiar.
Solo sonría mientras mas recuerdos regresaban a mi, "hola tu eres Chase cierto?", "oye Zuma... no estoy seguro no soy buen nadador", "Ups, lo siento Rocky", entre carcajadas recordaba algunos momentos, mis lagrimas no se detenían, "oye Skye gracias pero no soy muy fan de volar", "oh Marshall salvaste a los gatitos", "hola rubble, bienvenido al equipo".

A la vista de un antiguo árbol, observado por la luna de vestida azul marino, mi corazón ya no podía aguantar mas dolor, "¿Mamá?, ¿por que no te levantas?, vamos ya es de día," ¿mamá?.

Lo siento, algunos pasos di hasta estar al borde de aquel risco, pasando a observar el cuartel iluminado por las luces que lo adornaban, mas recuerdos regresaban a mi, "¡Feliz Navidad a todos!", "¿eres santa claus?",.

Al cuento de una última sonrisa me despedía dejando que mi cuerpo me guiara con su peso al final del risco, mientras el aire se entre cortaba por mi cuerpo, solo sonreía por que todo aquel dolor ese día desaparecería, adiós Skye perdoname por marcharme de esta manera, Ryder, chicos, juro que voy a estar con ustedes en cada misión, adios Bahia Aventura, mi hogar....adios Everest ....siempre te amaré.

El cuerpo del dalmata dejaba este mundo, la luna esa noche sollozo y busco consuelo en las estrellas, las hojas de aquel viejo arbol emprendieron vuelo, llevando consigo las historias del pequeño dálmata, historias que jamas serán relatadas, jamas serán oídas, las olas del mar limpiaban su cuerpo, sus lagrimas, sus miedos.

Fin

Piksad 29...

Detrás De Una Bala (TERMINADA)Where stories live. Discover now