XXV

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Bayona había dado la noticia de que la persona que los acompañaría, -a Matías y a Agustín- era Rachel.

La mayoría estaban felices por aquella noticia, en realidad todos, pero Enzo tenía una mezcla de felicidad y algo de nervios qué no lo dejaban sentirse tan feliz como debería.

Aquella noticia implicaba qué no se verían mucho en un par de semanas. Enzo ya grabaría más, su actuación en la película había terminado de manera espectacular. Y aunque faltaba el tema de la narración, se haría después de terminada la película.

—¿No estás feliz por la noticia?—preguntó Rachel acercándose a él por detrás. Enzo giró sobre si para mirarla, con un cigarrillo en los labios. Frunció el ceño y asintió.

—Claro que estoy feliz.

—¿Entonces porqué no me haz dicho nada sobre eso?

El pelinegro suspiró, miró su cigarrillo y alzó los hombros.

—No lo sé, supongo que esperaba estar solos para hacerlo.

—Bueno, ya estamos solos.

—Me alegra mucho que hayas sido la elegida para acompañarlos en la montaña. Significa que Bayona te esta tomando muy en cuenta y que los chicos van a estar con alguien que les de confianza.

Rachel lo miró. Sin decir nada. Aquello se había visto forzado y sabía que algo estaba raro. Se acercó a él y lo abrazó por la cintura, apoyando la cabeza en su pecho al mismo tiempo.

—¿Pasa algo, Enzo?

Hubo unos momentos de silencio. Rachel esperaba que no fuera nada malo para ella. No quería escucharlo decir algo como "ya no quiero esto", "deberíamos dejarlo aquí", o "ya no deberíamos vernos". Le aterraba escuchar cualquier cosa que derivara a un "quiero que volvamos a ser sólo compañeros".

Le daba miedo que Enzo se distanciara en ese momento, que haya decidido qué no quería verla más, que no era lo que quería o que simplemente no la quería, que ya no le interesaba más y que ya no le gustara.

Tenía miedo que haya llegado a eso tan rápido.

Rachel no tenía buenas experiencias en el amor. Normalmente salían con ella por algunos meses y todo era perfecto, hasta que ella quería dar un pequeño paso más y decidían qué no era lo que ellos querían, que no era tan linda o que era muy inteligente, que no era tan graciosa pero que era demasiado exigente, que no podían con la presión de competencia laboral o económica qué ella jamás insinuó, que no se sentían suficientes o que nunca la habían visto como alguien para estar a futuro.

Todas sus relaciones o casi relaciones habían llegado a ese punto de quiebre de repente, cuando ella se había sentido lo suficiente confiada en lo que tenían. Temía qué ese momento con Enzo ya hubiera llegado, temía qué él se quisiera alejar tan pronto. Temía qué acabará igual que siempre.

Enzo no dijo nada, y Rachel pudo sentirse triste. Se alejó de él unos pasos y lo miró a la cara, temerosa.

—Bueno, sí quieres hablar estaré por allá.

Enzo la miró alejarse con pasos lentos, incluso suaves, cómo si no quisiera hacer ruido. Suspiró. No sabía porqué no había dicho nada, porque no la había abrazado ni porque no la había besado.

Estaba teniendo un momento complicado para expresar sus emociones, por un lado, estaba la tristeza de dejar el set, de ya no grabar, de las últimas escenas como Numa y de despedirse de la persona detrás del personaje. Eso le estaba haciendo difícil el tema de expresar lo que sentía al saber que Rachel iba a estar un poco más lejos de él por un tiempo.

Rachel RodríguezWhere stories live. Discover now