¿Quién eres tú? (3)

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Levi se despertó, estirando su cuerpo musculoso en la cama

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Levi se despertó, estirando su cuerpo musculoso en la cama. Un bostezo escapó de sus labios mientras se frotaba los ojos con pereza. No recordaba haber tenido ningún sueño, o al menos, no podía recordar ningún detalle. Se apoyó contra el espaldar de la cama, su mente nublada por una serie de preguntas.

¿Hange gustaba de él? La imagen de su rostro sonriente y sus ojos llenos de admiración lo invadió, no podía quitar la imagen de la castaña de su mente, pero solo le quedaban algunos días en el mundo mortal  ¿Debía contarle la verdad? ¿Debía revelar su verdadera naturaleza como el ángel de la muerte?

Se coloco su atuendo, pero a decir verdad este no estaba oliendo nada bien, busco algo en el armario, Hange le había comentado que a veces sus amigos olvidaban ropa, tal vez había algo de su talla, escogió una camisa blanca y unos pantalones oscuros que le quedaron perfectamente. Observo por la ventana los sonidos de autos estacionarse, personas conversando, algunas aves. Cuando paseaba por el mundo mortal llevándose almas nunca admiraba los pequeños detalles. Quizás esté día se iba a animar a probar algo nuevo un helado o pizza.

Para buena su buena suerte Lujuria no lo había visitado de seguro estaba atormentando a un virgen a perder su virginidad o alguna casada o casado a buscar un amante ¿Quién sabe que estaría haciendo? Por lo menos podría estar tranquilo y seguir conociendo a su querida Hange.

Le llamo la atención que a pesar de la hora la mujer no despertaba, eran 11:00 am y seguía durmiendo como un oso perezoso. Tocó en su puerta, pero al no escucharla entro, estaba enredada entre las sábanas en un profundo sueño.  Levi susurro

-Hange despierta...

-Buenos días -  murmuró con voz somnolienta, aún bajo el hechizo del sueño

Se sentaron a desayunar, compartiendo panqueques con miel y café caliente. El ambiente era cálido y acogedor, pero una vibración constante en el bolsillo de Hange rompió la tranquilidad. Sacó su celular y vio con sorpresa una serie de mensajes. 

- Tengo que viajar a México. Unas ruinas mayas han sido descubiertas y necesito verlas con mis propios ojos.

Un salto de alegría la impulsó fuera de la silla. "¡Es una oportunidad increíble!" pensó para si misma. Sin embargo, una sombra de duda la invadió. "¿Con quién dejaría a Levi?"

El pelinegro, que había escuchado todo en silencio, se levantó de la mesa y se acercó a ella. 

- Yo te puedo ir, nos vemos allá, si así lo quieres.

- Tu ¿Puedes viajar? -pregunto intrigada, pues Levi parecía perdido, casi siempre.

- Sí, descuida. Nos veremos en México Hange.

El pelinegro, tomo su chaqueta, se coloco frente a ella tomando su mano para dejar un suave beso frío. Si quería ir a otro país necesitaba sus alas, solo tenía 6 días, para estar con ella, no los iba a desaprovechar.

LEVIHAN HISTORIAS CORTASWhere stories live. Discover now