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Capitulo 1: el Avatar

— ¡Sokka ya basta!

Grité regañando a mi hermano quien segundos antes estaba regañando a Katara por hacer agua control.

—es que no lo entiendes, ninguna de los dos lo entiende, es peligroso.

—es más peligrosos no saber usará nuestro agua control, no puedes aplazar lo inevitable Sokka, somos maestras agua. Eso es lo que somos y no lo puedes cambiar, entiendo que te preocupes por ambas.

—Gracias por entender que solo me preocupo por ustedes dos.—hablo Sokka en un grito desesperado que solo hizo que rodara los ojos.

— pero, el don del agua está dentro de nosotras y si no lo aprendemos aquí, será en otra parte.

Escuché un quejido de Sokka mi y me reír. Este se fue y mire a Katara quien me abrazo.

— Muchas gracias

— no es nada, entre hermanas agua hay que ayudarse

Katara me dió una sonrisa y le acaricie su cabello. Éramos gemelas, mamá decía que esa era la posibilidad de que ambas resultamos maestras control agua y viéndolo así sonaba algo totalmente lógico.

— ¿Dónde estabas?, te estube buscando para que ambas practicaramos juntas. — me preguntó ella y yo sonrei

— fui a alimentar a los nutria pingüinos

Le devolví la sonrisa

— Umeko eres la única maestra agua que sabe controlar sus poderes, te necesito — Katara tomo mis manos.

— Lo sé, lo siento, ahora vamos a practicar ¿si?

Mi hermana asintio levemente y ambas nos fuimos a practicar algo lejos de la tribu. Estuvimos un rato practicando cuando llegue Sokka con dos remos.

— ¡Vámonos!

Katara una a reprochar pero le di un leve golpesitos y corrí hasta mi Sokka.
Los tres nos habíamos subido a la kanoa, iba remando junto a Sokka, cuando una enorme corriente nos empezó a jalar.

— ah... Chicas es buen momento para usará su agua control...

—¡Ah!

Katara soltó un grito cuando uno de los hielos nos golpeó. Intente mover los hielos con ayuda del agua lograndolo de manera superficial hasta que un hielo golpeó nuestra kanoa y los tres caímos sobre un pedazo de hilo. Solté un jadeó, moví mi cabeza buscando a mis hermanos viendo si estaban bien.

— ¿Están bien? — pregunte pero Sokka se levantó de golpe y nos señaló a ambas. —esto no abría pasado si las dos princesas del agua supieran usar mejor sus poderes.

Nos recriminó ambas señalandonos de manera acusadora.

— Sokka eso es muy hipócrita de tu parte— hablé yo — todo el tiempo te quejas de que no quieres que hagamos agua control y ¿ahora me vienes con esto?.

— ¡Es que ustedes dos!

— ¡No Sokka! ¡Eres el hermano más machista de todos! Todo el tiempo Umeko y yo estamos haciendo todo por el pueblo, Umeko educa a los niños y yo todo el día me la paso lavando ropa. Mientras tú no haces más que hacerte el guerrero jugando a las espadas de juguete!— grito Katara de manera exasperada haciendo que el agua detrás de ella se moviera y empezará a romper el hielo que estaba detrás nosotras.

Yo curiosa me acerque para poder tocar el hielo, mientras mis hermanos se seguían gritando. Cuando por fin estuve cerca de tocarlo este explotó lazandome al agua.

— ¡Umeko!

Fue lo único que escuché antes de caer a la fría agua nevada del Sur. Nade hasta arriba y me apoye en el hilo, ví como mis hermanos observababan algo dentro del brillo azul que salía de hielo roto. Forcé un poco mi vida y pude ver a un niño clavo con una flecha en su cabeza. Mi ojos se abrieron por la sorpresa. MEra esto siquiera posible? parecía que si, salí del agua impulsandome con mis brazos y manos. Cuando llegué arriba de acerque a mi hermano y Vi como el chico resbalaba por la nieve, salte del hilo y me acerque al chico.

— ¡Umeko! ¡Aléjate de esa cosa!— hablo Sokka apuntandome con un remo

— no es una cosa, es un humano y tengo que ver si está vivo, idiota... — puse mi mano en el pecho del chico sintiendo su piel fría y húmedo, pero si corazón latía y eso era lo importante — está vivo.

— Genial llevemoslo a casa — hablo Katara con una sonrisa pero al instante Sokka se puso entre las dos

— ¿Están locas?

— el único loco eres tú, creer que es sensato dejar a un niño indefenso en las nieves del Sur para que muera de hipotermia.

— o que se lo coma un animal

— ¡Sokka! — grito Katara — bien llevemoslo— hablo Sokka. Sabía que dos hermanas menores contra un solo hermano mayor perdería.

— ¡genial!

Festejemos Katara y yo, Sokka nos ayudó a cargar al chico para llevarlo al pueblo.

Cenizas De Amor|| ZukoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora