23

112 23 5
                                    


TAEMIN

TaeMin no había visto una casa tan grande como la mansión Choi. El extenso césped conducía a una gigantesca mansión tan grande que TaeMin estaba seguro de que podía vivir en un ala entera y no cruzarse con MinHo ni una sola vez. Le pareció increíble que un lugar como este pudiera estar escondido en un lugar tranquilo de la ciudad.

TaeMin no tuvo mucho tiempo para apreciar la casa desde dentro, porque tan pronto como atravesaron la puerta principal, MinHo tiró de él hacia sus brazos y lo besó con fuerza. El corazón de TaeMin dio un vuelco, y envolvió sus brazos alrededor del cuello de MinHo para asegurarse de que no se separaran.

No recordaba el viaje por las escaleras, o los pasos a trompicones que dieron por el suelo de la habitación. Todo lo que TaeMin recordaba fue el segundo en que MinHo lo empujó hacia abajo y su culo impactó contra la cama.

La lujosa, increíblemente suave y celestial cama.

TaeMin estaba a punto de gastar una broma sobre que MinHo podría ser el peor amante del mundo y él aún se quedaría solamente porque la cama era maravillosa, pero antes de que pudiera, MinHo lo empujó hacia atrás. El aire abandonó los pulmones de TaeMin, y su espalda se encontró con el colchón al mismo tiempo que MinHo se sentaba a horcajadas sobre sus caderas.

Se estaba tomando lo del esclavo sexual en serio, y eso puso caliente a TaeMin.

Sus labios se encontraron de nuevo. TaeMin suspiró en la boca de MinHo y se levantó, pero antes de que pudiera llegar demasiado lejos, MinHo envolvió sus brazos alrededor de él y los hizo rodar, TaeMin de repente se encontró encima, mirando deslumbrado a MinHo.

La habitación estaba a oscuras, pero las ventanas dejaban pasar suficiente luz de luna para que TaeMin pudiera distinguir las facciones de MinHo. Los hermosos ángulos de su rostro se hicieron más impresionantes con la escasa luz. Sus labios estaban ligeramente hinchados por los besos, lo suficiente para hacer a TaeMin querer besarlos una y otra vez.

—¿Cuántas veces vas a hacer que me corra esta noche? —susurró TaeMin. El silencio de la habitación hizo que el sonido fuera alto. —Estoy listo para ti para lo que quieras darme.

Los labios de MinHo se separaron. Sus ojos estaban nublados por la lujuria. Sus manos reptaron por la nuca de TaeMin y lo atrajo para besarlo de nuevo.

TaeMin se agitó por él, no hizo falta mucho. Coquetear con MinHo en el café le había excitado, y la manera que MinHo lo besaba ahora lo puso como un volcán a punto de erupcionar. El eje de su polla empujó contra la bragueta, anhelando escapar. TaeMin se empujó contra MinHo, queriendo más, pero MinHo no estaba listo para dárselo todavía.

—Quédate quieto, —MinHo exigió mientras se retiraba, sin aliento. TaeMin miró con los ojos medio cerrados cómo MinHo se arrastró sobre la cama, posiblemente para encontrar lubricante. Pero quedarse quieto era la última cosa en la mente de TaeMin.

Estaba caliente, y duro, y necesitando más. Ansioso de que MinHo volviera a él, se sentó en la cama y se quitó la camiseta. Cuando la tiró a un lado se enganchó en la barra del borde. TaeMin prefería tener la ropa arrugada que una camiseta rota, así que se arrastró por la cama para tirar su camiseta al suelo.

La prenda aterrizó. TaeMin estaba a punto de tumbarse en la cama y esperar a que MinHo terminara cuando MinHo lo agarró desde la espalda. El toque no fue brusco, pero fue sorpresivo, y TaeMin jadeó.

MinHo lo tenía agarrado por la cintura para asegurarlo, pero ahora que estaba en su sitio, la mano libre de MinHo agarró el pelo de TaeMin.

—¿Cómo es de suave? —MinHo preguntó en un susurro.

SEÑOR LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora