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 MINHO

Minji saltó al puf, su tutú ondeando sobre sus piernas delgadas. Luego, con un suspiro dramático, se agachó y estiró los brazos sobre su cabeza.

Otra semana había pasado. Otra semana pasando el tiempo con TaeMin casi ininterrumpidamente, cohabitando sin cohabitar oficialmente.

MinHo no podía recordar la última vez que había sido tan feliz.

Vivir con TaeMin era diferente a vivir con Jin-ah, y no solo era porque estaba viviendo allí de manera extraoficial. TaeMin mantenía el ambiente tranquilo, y era capaz de disipar los malos humores de MinHo con una simple broma dicha a tiempo. Se llevaban mejor de lo que MinHo pensó que sería posible. Aún mejor, entre la risa y la conversación sincera, ellos encajaban perfectamente en la cama.

MinHo había encontrado al hombre que realmente le complementaba, y ahora quería compartir ese amor con los que significaban todo para él. Así que mientras Minji se acomodaba en su puf, MinHo se sentó en el borde de su cama de princesa y colocó sus palmas sobre sus rodillas.

—¿Papi? —Minji preguntó. —¿Qué estás haciendo aquí?

—Tenemos que hablar, Tesoro. Nada malo. Quiero que hablemos de mi novio.

—¡¿Ki-yong!? —Minji gritó. Saltó de su puf y gateó sobre la cama. —¿Dónde está, papi? ¡Quiero conocerlo!

—Él... —MinHo tuvo que reírse. —No está aquí todavía. Solo vendrá de visita si eres una buena niña y me dejas hablar, ¿Está bien? Y es importante que oigas lo que tengo que decir.

—De acuerdo, papi. —Minji mostró una sonrisa encantadora. —Estoy escuchando.

MinHo se había estado preparando para este momento, pero estar aquí en vivo, listo para confesar su amor por TaeMin a su niñita, era muy diferente a como había sido en su cabeza. Tomó aliento y se permitió un segundo para pensar, luego se sentó derecho y se preparó para lo que tenía que decir. Minji era joven, así que la introducción no importaba mucho, de todas formas. Mientras le explicara el mensaje, ella estaría bien.

—El hombre que estoy viendo es muy bueno. Es alguien que me trata bien, y que ya te quiere mucho. —MinHo meditó sus siguientes palabras, pero Minji fue rápida en intervenir.

—¿Me conoce?

—Y tú le conoces. —MinHo asintió.

—¿Quién es? —los ojos de Minji se clavaron en los suyos, buscando respuestas. —¿Quién, papi?

—Bueno- —justo cuando MinHo iba a hablar, su teléfono sonó con un mensaje de TaeMin. —Me ha escrito justo ahora. Podría estar aquí. ¿Puedo comprobar mi teléfono para ver, y si lo está, te gustaría conocerlo?

Minji se puso de pie de un salto, ya sin síntomas de cansancio de su práctica de ballet.

—¡Síi!

MinHo revisó su teléfono. Tal como esperaba, había un mensaje de TaeMin, estaba esperando.

Taemin: Estoy fuera. ¿Quieres que me quede aquí? Esperando sus instrucciones, señor Choi ;)

-Quédate ahí. MinHo respondió. Estaremos abajo en un segundo.

—Está aquí. —MinHo se puso de pie. —¿Estás lista para conocerlo, Minji?

—¡Sí!

Y sin nada más que decir, ella salió de la habitación y bajó las escaleras como si la casa estuviera ardiendo. MinHo la siguió a distancia, ansioso por ver a TaeMin, pero ni de lejos tan enérgico. Un largo día en la oficina le había drenado.

SEÑOR LHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin